sábado, 6 de marzo de 2010

Hubble y Herschel, gigantescos ojos artificiales


El veinticuatro de abril de 1990 –y ya llovió desde entonces-, los humanos pusimos en órbita el telescopio espacial Hubble. Este extraordinario instrumento, que ve los objetos del universo con un espejo de dos metros cuarenta centímetros de diámetro –comparemos su tamaño con la lente que tenemos en nuestros ojos: el cristalino apenas llega al centímetro-, ha amplificado nuestro sentido de la vista hasta unos límites inimaginables para los primeros astrónomos. Un dato nos ayuda a valorar su capacidad: con el telescopio espacial se han observado un millón de objetos astronómicos, a simple vista, el ojo humano solamente puede ver seis mil. El Hubble, un monumento a la capacidad tecnológica humana del siglo XX, nos ha proporcionado numerosos descubrimientos: hemos puestos fecha al comienzo del universo (las observaciones nos indican que el Big Bang sucedió hace trece mil setecientos millones de años); hemos hallado que prácticamente todas las grandes galaxias tienen un agujero negro en su centro (el de la nuestra está en la dirección de Sagitario); ya estamos relativamente seguros que el proceso de formación de planetas es común en las galaxias; y también hemos encontrado pruebas de que la expansión del universo se acelera (las galaxias se alejan unas de otras con velocidad cada vez mayor), aunque, desgraciadamente, todavía desconocemos la fuerza que las repele. Mire, el aficionado a la astronomía, algunas de las fotografías tomadas por Hubble: le encantarán.
En esto estábamos, tan felices, cuando nos enteramos que el trece de mayo del año 2009, en el puerto espacial de Kourou, la Agencia Espacial Europea ha lanzado un nuevo telescopio espacial… casi vez y media mayor que el Hubble. El Herschel, que así se llama el nuevo ojo artificial puesto en órbita, podrá observar sucesos tan lejanos que datan de hace diez mil millones de años; con él podremos conocer mejor los comienzos del Universo: esperamos averiguar cómo nacieron las primeras estrellas y galaxias. No sólo eso, más cerca, dentro de la Vía Láctea, el nuevo telescopio observará las nubes de polvo y el gas interestelar a partir de los cuales se forman las estrellas y los planetas, es decir, mirando hacia afuera averiguaremos cómo se formó nuestro, en otros tiempos, adorado Sol, y nuestra bien-amada y a menudo maltratada Tierra: en pocas palabras nos conoceremos un poco mejor a nosotros mismos. ¡Falta hace!

2 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

El observatorio Herschel estuvo funcionando a pleno rendimiento hasta el 2013.

Se pretende que el telescopio espacial James Webb, cuyo lanzamiento se ha programado para el 2018, sustituya al exitoso Hubble. Sus instrumentos, entre los que se encuentra un gran espejo de 6,5 metros de diámetro, detectarán principalmente rayos infrarrojos, pero tendrán alguna capacidad para la luz visible.

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

En las fotos que envió la sonda espacial Nuevos horizontes en 2015 observamos que Plutón tiene un parecido extrañamente familiar con nuestro ártico: montañas de hielo, planicies heladas, arroyos de nitrógeno, nieblas bajas.