sábado, 23 de febrero de 2019

Urano


Quería ver el eclipse de Luna en el verano de 2018 y no hubo manera, el cielo estaba encapotado. Urano, la personificación del cielo estaba disgustado; además de un personaje mitológico, Urano es un planeta gigante invisible al ojo desnudo, que se asemeja al tipo más común de exoplanetas; los astrónomos esperan descubrir sus peculiaridades para explicar la evolución de los planetas.
Para comenzar el examen de las diferencias con el resto de sus compañeros, señalamos que un día en Urano dura diecisiete horas terrestres y un año equivale a ochenta y cuatro de nuestros años. No vayan a Urano quienes odien el frío, pues un termómetro ubicado en su atmósfera, compuesta por hidrógeno, helio y metano, marcaría doscientos dieciséis grados bajo cero. El metano atmosférico proporciona a este planeta externo otra de sus peculiaridades únicas: el tono azul que se observa con un telescopio se debe a que el hidrocarburo absorbe la luz roja del Sol, pero refleja el color azul. Además de las sustancias mencionadas, las nubes del planeta contienen sulfuro de hidrógeno, un compuesto que apesta: los primeros astronautas que osen llegar al penúltimo planeta del sistema solar, y consigan olfatear su atmósfera, comprobarán, asqueados, que huele a huevos podridos. ¡Puag!
Gran parte de la masa de Urano (cuatro veces la de nuestro planeta) es un fluido denso, de agua, metano y amoníaco que envuelve al centro rocoso. Con un potente láser los científicos han intentado reproducir, en el laboratorio, las condiciones extremas del interior del planeta; y así han conseguido crear diamantes con un tamaño de apenas una millonésima de milímetro; sus fabricantes alegan que, en Urano, se formarían diamantes de la misma manera, aunque mucho más grandes, tanto como para alcanzar masas de doscientos kilos; y es posible que tales piedras preciosas se sumerjan en el interior del planeta y formen una gruesa coraza en torno al núcleo.
Hay otra desconcertante característica de Urano que lo distingue de sus congéneres solares: su eje de rotación apunta al Sol, ¡el planeta gira de lado! ¿A qué se debe este inusitado fenómeno? Los astrónomos han hecho simulaciones de la formación de los planetas del sistema solar con un ordenador y confirmado que, al principio, hace cuatro mil millones de años, es probable que el joven Urano sufriera una colisión catastrófica con un objeto cuya masa era el doble de la Tierra, que lo inclinó. Y así permanece desde entonces. ¡Qué le vamos a hacer!

sábado, 16 de febrero de 2019

Alcohol


Acompañante en la mesa, promotora de sociabilidad, beneficiosa para la salud o factor de destrucción, durante los últimos diez mil años la alcohólica fue la bebida diaria más popular y no hubo otro alivio al dolor hasta el siglo XX. En un mundo donde el agua estaba contaminada, el alcohol se ganó el calificativo que le dieron los medievales: agua de vida.
Probablemente el primer contacto humano con el alcohol se debió a la fermentación de la miel; la cerveza, producto de la fermentación de cereales, debió esperar a la agricultura, el descubrimiento de la fermentación de las uvas requirió más tiempo. La agricultura promueve la aparición de aldeas y ciudades; y eso entraña proveer a sus habitantes de agua saneada; pero el abastecimiento, contaminado por los desechos, provocaba enfermedades infecciosas; por eso, hasta la instalación de los sistemas de abastecimiento de agua saneada en el siglo XIX, nuestros antepasados no pudieron beber agua sin arriesgarse a enfermar. Sin embargo, únicamente los occidentales, desde los babilonios, egipcios y griegos, tenemos una cultura ligada a la cerveza y al vino, quizá porque también poseemos un gen capaz de producir la enzima alcohol deshidrogenasa que metaboliza el alcohol; gen que no tiene la mitad de los orientales; aunque ellos se libraron de las enfermedades por la costumbre de hervir el agua para preparar el té.
Tras nueve mil años de consumo de aguamiel, cerveza y vino, el invento de la destilación -alrededor del año 1100- permitió obtener licores y superar el tope de dieciséis grados de concentración etílica que producen las fermentaciones. Siendo tantas y tan variadas, las bebidas alcohólicas no tuvieron competencia hasta la aparición del té, el café y las bebidas de cacao, en el siglo XVII.
Todos los beneficios de antaño no lo son hogaño; en el siglo XIX se demostró que el alcoholismo era una enfermedad. Hoy sabemos que el consumo de alcohol se asocia a la cirrosis hepática, a algunos cánceres, patologías neurológicas y osteoporosis; que una dosis excesiva puede causar coma, parálisis respiratoria e incluso la muerte; y que el porcentaje de curación no llega a uno de cada tres alcohólicos. Hasta hace poco, suponíamos que los efectos del alcohol en el cerebro se debían a su capacidad para alterar los lípidos de las membranas celulares; sin embargo, la investigación actual sugiere que el etanol también interfiere -de forma desconocida- con las moléculas receptoras de los mensajeros químicos cerebrales.

sábado, 9 de febrero de 2019

¿Es antinutriente el ácido fítico?


Las legumbres (soja, garbanzos, lentejas), los cereales integrales, los frutos secos (almendras, nueces, cacahuetes) y las semillas (lino) contienen ácido fítico. Conocemos el comportamiento bioquímico de este compuesto orgánico rico en fósforo: se une al calcio, hierro, magnesio, zinc, cobre o manganeso para formar fitatos insolubles, que impiden la absorción de estos imprescindibles metales por el intestino. Además, hemos comprobado que el ácido fítico interacciona con proteínas que intervienen en la reparación del ADN, alterando su función. Las consecuencias de la acción de este compuesto parecen evidentes: deficiencias minerales, y también alteraciones en el crecimiento infantil, anemia, anormalidades reproductivas, enfermedades cardiovasculares, alteraciones inmunitarias y cáncer. Los expertos en nutrición consideran que una alimentación que contenga mucho ácido fítico, o sea, rica en arroz y pan integrales, copos de avena, cacahuetes, garbanzos y almendras, por ejemplo, obstaculiza el aprovechamiento de los minerales y, por ello, etiquetaron a esta sustancia como antinutriente.
Sin embargo, nuevos datos obtenidos de estudios recientes indican que, en proporciones adecuadas, el ácido fítico puede ser saludable. ¿Por qué los expertos han cambiado de opinión? Se ha demostrado que tiene propiedades antiinflamatorias y antitumorales (inhibe la proliferación celular, induce la muerte celular programada y regula la expresión de oncogenes); también se le ha reconocido capacidad para estimular el sistema inmune, para prevenir la formación de cálculos renales y para reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Incluso, en algunos casos, las uniones del ácido fítico con metales resultan provechosas, pues consiguen que tóxicos como el plomo, cadmio o aluminio se excreten con las heces, sin ser absorbidos; aun más, en caso de cáncer, el secuestro del magnesio o del cinc, imprescindibles para la replicación del ADN, resulta conveniente, pues evita la proliferación celular.
Llegados a este punto, cabe preguntarse por los medios para mantener el ácido fítico en las cantidades adecuadas y eliminar el perjudicial exceso. Los lactobacilos y otros microbios de nuestra microflora digestiva contienen fitasa, una enzima capaz de romper el ácido fítico y mejorar, en consecuencia, la absorción intestinal de los minerales imprescindibles; ejercen la misma función -activar la fitasa natural que contienen algunos alimentos - el amasado de la harina para hacer pan, así como el remojo, la germinación y la fermentación de la soja; cabe mencionar, por último, que el cocinado de los cereales y leguminosas también reduce el contenido del equívoco ácido.

sábado, 2 de febrero de 2019

¿El impulso nervioso es una onda mecánica?


Los anestésicos se llevan aplicando en medicina más de siglo y medio, pero nadie sabe cómo operan el cloroformo, éter, xenón, óxido nitroso, incluso el alcohol etílico. ¿Nadie?
Las fibras, por donde viaja el impulso nervioso a una velocidad entre uno y cien metros por segundo, se asemejan a minúsculas tuberías huecas; tuberías cuya pared está formada por una membrana grasa, a cuyos lados se hallan átomos de sodio y potasio. Cuando el impulso nervioso se transmite, el potencial eléctrico de la membrana celular aumenta abruptamente durante unas milésimas de segundo; Alan Hodgking y Andrew Huxley postularon que la corriente eléctrica se debe a que iones de sodio entran y, a continuación, iones potasio salen. Este modelo, aceptado por la comunidad científica, tiene disidentes. Ichiji Tasaki y Kunihiko Iwasa descubrieron que las fibras nerviosas se dilatan cuando pasa por ellas el impulso nervioso, para después encogerse. Postularon que las moléculas de la membrana se reorganizan y recuperan después su conformación original: el modelo de Hodgking y Huxley era falso; la señal nerviosa consiste en un impulso eléctrico y uno mecánico. Thomas Heimburg continuó con los experimentos de Tasaki, interpretando las observaciones de otra manera: los lípidos de la membrana, en estado fluido y orientados al azar, se hallan cerca de una transición de fase; si se comprime la membrana, los lípidos se condensan y, casi perfectamente alineados, forman un cristal líquido. Postuló que el impulso nervioso es una onda de mecánica que se propaga a lo largo del nervio, igual que una onda de sonido, siendo la señal eléctrica un efecto secundario (piezoeléctrico) de aquélla. Predijo que aumentando la presión del cambio de fase –de lípido fluido a lípido cristalino- anularía el efecto; y así sucede: una cámara hiperbárica anula el efecto anestésico a renacuajos anestesiados. Heimburg supone que los anestésicos ablandan las membranas grasas de las fibras nerviosas impidiendo que transmitan las ondas mecánicas, como una cuerda de guitarra demasiado floja para vibrar. De ser cierta esta conjetura significaría que las neuronas son ingenios mecánicos y no constituyen circuitos eléctricos.
Los biólogos han rechazado la teoría de Heimburg; tal vez porque es físico, tal vez porque no sólo afirma que los impulsos nerviosos son mecánicos (además de eléctricos), sino también porque rechaza que los canales iónicos cumplan una función importante en la conducción neuronal; sin importar que se hayan descubierto muchas proteínas canales. El escritor, meditabundo, duda.