Los
mohos forman parte de la naturaleza, donde desintegran materias
orgánicas como las hojas caídas o los árboles muertos;
microorganismos cosmopolitas, se encuentran en prácticamente todos
los ambientes y durante todo el año; tanto en el interior de las
viviendas como en el exterior; al aire libre viven en lugares húmedos
y sombríos, mientras que en los locales cerrados crecen en los
espacios húmedos, tales como los sótanos y alrededores de los
lavabos, sanitarios y duchas.
Existen
muchos tipos de mohos, hongos que el inexperto lector no debe
confundir con las levaduras o las setas. Resultan fácilmente
reconocibles pues algunos de ellos aparecen en el pan y en las frutas
podridas (fresas, melocotones, naranjas, mandarinas o manzanas),
incluso los hay, como los que contienen los quesos roquefort, brie o
camembert, que son comestibles. Los tipos más comunes de mohos que
se hallan en los interiores de edificios incluyen los Aspergillus,
que contaminan los cereales, las semillas y las nueces con
aflatoxinas muy venenosas y cancerígenas que, al ingerirlas con los
alimentos, pueden matar; los Penicillium, los hongos más abundantes
del suelo productores de penicilina, los Cladosporium y los
Alternaria, ambos causantes de alergias.
Los
mohos, o sus esporas y micotoxinas, pueden ingresar en el cuerpo
tanto mediante ingestión, como por contacto con la piel o
inhalación. En cualquiera de los casos suelen resultar insalubres;
la exposición al moho puede causar reacciones alérgicas o ataques
de asma, que incluyen fiebre, estornudos, goteo nasal, erupción
cutánea e irritación de ojos, garganta o pulmones. Debido a esto,
para mantener sano el interior de los edificios, debemos evitar el
moho; y la clave para hacerlo consiste en el control de la humedad.
Los botánicos saben que los mohos se reproducen y propagan mediante
esporas, que se hallan normalmente presentes en el aire; pero es
imposible eliminarlas todas porque algunas seguirán flotando;
también han comprobado que el moho crece sólo cuando las esporas
caen sobre superficies mojadas: ninguno se desarrolla sin agua.
Concienciado lector, si observas moho en tu hogar, debes eliminarlo
y, al mismo tiempo, resolver el problema de la humedad, porque si no
lo haces y limpias solamente, es probable que el moho vuelva. Y
cuando lo limpies considera que la Agencia de Protección Ambiental
de EE.UU (EPA) no recomienda el uso de productos químicos que
destruyan el moho (lejía, por ejemplo).