En
ocasiones, los científicos necesitan elaborar conclusiones, que
aplican a una población entera, a partir del análisis de datos
provenientes de una muestra mínima, pero representativa; dicho con
otras palabras, necesitan emplear la estadística. La estadística
permite estudiar fenómenos colectivos a partir de la recopilación
de información, el análisis de datos y la interpretación de
resultados. Persigue dos propósitos: la descripción del fenómeno
(elaborando un resumen o un modelo) y las inferencias, ambas permiten
realizar generalizaciones que facilitan al experto la toma de
decisiones. Inferencias que pueden servir como pruebas de hipótesis
o para hacer estimaciones numéricas, elaborar pronósticos o
efectuar correlaciones (hago un inciso para avisar a los inexpertos:
el hecho que dos propiedades de una población varíen conjuntamente,
como si hubiera una conexión entre ellas, puede deberse al azar y no
a una relación causal). Como ya habrá adivinado el entendido
lector, la estadística resulta útil tanto en las ciencias naturales
(física, medicina) y tecnología (control de calidad) como en las
ciencias sociales (sociología, educación, economía), incluso se
emplea en la gobernanza de las instituciones.
La
regla estadística 68-95-99,7 es una abreviatura utilizada para
recordar el porcentaje de valores que se encuentran, en una
distribución normal, dentro de un intervalo (cuyo
centro es la media),
que tiene un ancho de dos, cuatro o seis veces la desviación típica,
respectivamente. Una breve analogía nos permite entender el
significado de estos números. ¿Cuál sería la frecuencia de un
suceso atípico para un suceso diario? Dos veces a la semana (un
sigma alrededor de la media); uno cada tres semanas (dos sigma); uno
anual (tres sigma); dos veces en la vida (cuatro sigma); una vez cada
cinco mil años (cinco sigma); una vez cada casi un millón y medio
de años (seis sigma). El
criterio convencional considera que todos los valores se encuentran
dentro de tres desviaciones estándar alrededor de la media, por lo
tanto, trata al noventa y nueve con siete por ciento de probabilidad
como si
fuese certeza
y considera atípicos los valores fuera de tres desviaciones
estándar. Sin embargo, no siempre se opera así: en las
ciencias
sociales, suele aceptarse un resultado si su intervalo de confianza
es de dos sigmas alrededor de la media, mientras que en la física de
partículas, la convención exige un intervalo de confianza de cinco
sigmas alrededor de la media para calificar una observación como
descubrimiento.
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