Nadie
duda que Albert Einstein haya sido el mayor genio científico del
siglo XX. Todos saben, o deberían saber, que él elaboró la teoría
de la relatividad; en cambio todos, o casi, ignoran que no existe
una, sino dos teorías de la relatividad, la especial publicada en
1905 y la general, conocida en 1915. En la primera, el sabio descubre
unas ecuaciones del movimiento, diferentes a las de Galileo
aplicables habitualmente; en la segunda, crea una teoría sobre la
gravedad distinta a la de Newton. Para distinguir la gravedad clásica
de la relativista voy a recurrir a dos experimentos mentales. En el
primero tomo dos bolas, una grande y otra pequeña, que coloco encima
de una lona elástica; observo que la lona se deforma y, como
consecuencia, la bola pequeña se abalanza sobre la grande, hasta que
choca con ella. El siguiente experimento mental tomo de nuevo dos
bolas, y procuro que ambas, la grande y la pequeña, sean de hierro y
estén imantadas; las coloco sobre el suelo y observo que la pequeña
se dirige hacia la grande hasta chocar con ella. ¿Cómo explico
ambos experimentos? En el segundo caso, argumento que el choque se
debe a que ambas bolas se atraen por efecto de una fuerza de
atracción magnética. En el primer caso arguyo que el choque se debe
a que la deformación de la lona (espacio en el que se encuentran
ambas bolas) obliga a que una caiga sobre la otra.
Según
la teoría clásica de la gravedad, una persona que se cae de un
edificio se mueve hacia abajo, hasta estrellarse contra el suelo,
debido a la atracción gravitatoria que la Tierra ejerce sobre ella;
la explicación nos recuerda al segundo experimento mental anterior,
con la diferencia que hemos sustituido la atracción magnética por
la fuerza de atracción de la gravedad. Ahora bien, Albert Einstein
supuso que tal atracción no existe; la persona cae porque la Tierra
deforma el espacio que le rodea, como hace la bola que deforma la
lona en el primer experimento mental anterior. Ni más ni menos. ¿No
hay atracción de la Tierra sobre los objetos? No. ¿El Sol no atrae
a la Tierra? No. Ambos astros deforman, por el hecho de existir, el
espacio que los rodea, y por eso los objetos que se encuentran en sus
proximidades caen sobre ellos. Nada más, nada menos.