sábado, 30 de octubre de 2021

Moly, el antídoto de Homero


Los felices lectores de la Odisea podemos descubrir, en la rapsodia diez del celebrado poema, cómo Hermes avisa a Ulises, de multiforme ingenio: ¡Ah infeliz! ¿Adónde vas? Tus amigos han sido encerrados, como puercos, en las pocilgas del palacio de la diosa. ¿Vienes a libertarlos? Circe, de lindas trenzas, te preparará una mixtura y te echará drogas en el manjar; pero no podrá encantarte porque lo impedirá el remedio que vas a recibir. Ulises, fecundo en ardides, declara a continuación: Hermes me dio el remedio, arrancando de la tierra una planta. Tenía negra la raíz y era blanca como la leche su flor, llamándola moly los dioses. 
He interrumpido la evocación porque, tanto el curioso escritor como el sesudo lector (espero) se hacen inmediatamente dos preguntas ¿Podemos identificar la planta que contrarresta el hechizo? Y después, ¿qué drogas preparó la hechicera Circe para embrujar a la tripulación de Ulises? Hay diversas hipótesis al respecto, pero el escritor expone la que propusieron Andreas Plaitakis y Roger C. Duvoisin, que apareció publicada en el Clinical Neuropharmacology del año 1983. Identificaron la moly de Homero como la Galanthus nivalis, porque puede usarse como antídoto contra la intoxicación por el estramonio, una planta cuyas sustancias psicoactivas inducen una intoxicación grave o mortal, si son ingeridas incluso en pequeñas dosis. Los científicos han supuesto que Circe utilizó el estramonio para inducir amnesia  entre la tripulación que acompañaba a Ulises (los tripulantes olvidaron por entero su tierra patria), provocar alucinaciones (se creían puercos) y un estado delirante (vivían en pocilgas y comían fabucos y bellotas). El efecto de la planta se debe a que contiene moléculas (anticolinérgicas) que bloquean la acción de un neurotransmisor (acetilcolina) que actúa en el sistema nervioso central. Conscientes que en la antigüedad, algunas plantas medicinales se usaron como antídotos contra la intoxicación cerebral, Plaitakis y Duvoisin han presentado la hipótesis de que la moly podría haber sido la campanilla blanca, Galanthus nivalis. Arguyen que la planta contiene galantamina, una sustancia que neutraliza la acción de los compuestos neurotóxicos del estramonio: inhibe la enzima (acetilcolinesterasa) que actúa en el sistema nervioso central rompiendo el neurotransmisor acetilcolina. Quizá la descripción que hace Homero de la moly como antídoto contra el hechizo (intoxicación del cerebro) represente el registro más antiguo del uso de la enzima anticolinesterasa para revertir un envenenamiento anticolinérgico. 
Eso dijeron, y al momento, llegó la Aurora, de áureo trono. 

sábado, 23 de octubre de 2021

Causa de la migraña


Investigadores españoles presentaron, en el 2013, un estudio clínico que demuestra que nueve de cada diez pacientes con migraña presentan deficiencia de la enzima DAO intestinal. También postularon una explicación. En gente sana, la DAO degrada rápidamente la histamina ingerida en la dieta; pero si la actividad de esta enzima es baja (debido a factores genéticos, a agentes farmacológicos o a una patología), quienes presentan déficit corren el riesgo de sufrir intolerancia a la histamina (histaminosis) que contienen los alimentos: eso causa las molestas migrañas. El mecanismo de la acción resulta obvio; el déficit de la DAO aumenta la histamina que pasa del intestino a la sangre, induce vasodilatación, aumenta el caudal sanguíneo y produce inflamación: tal cascada de procesos provoca la migraña. 
Dicho lo anterior comencemos por conocer las múltiples funciones de la molécula histamina en el cuerpo: actúa como mensajero químico en el sistema nervioso central, participa en la regulación de la circulación local, en la permeabilidad capilar, en la contracción y relajación de los vasos sanguíneos, en la secreción del ácido clorhídrico del estómago, en la hipersensibilidad, en la alergia, en la cicatrización y en la inflamación. 
¿De dónde proviene tan versátil molécula? El propio organismo humano la sintetiza y la almacena en células de la sangre; los alimentos constituyen la segunda fuente: aquí pueden aparecer problemas; porque el aumento de la concentración normal de la histamina en la sangre desencadena efectos adversos. La enzima DAO (DiAmino Oxidasa), que se encuentra la mucosa intestinal, degrada la histamina; por ello el déficit de DAO altera su metabolismo: la acumulación de histamina en la sangre, debido a la desproporción entre la histamina circulante -ingerida o liberada por las células corporales- y la degradada, provoca la aparición de ciertos síntomas; siendo los más frecuentes la migraña y cefaleas; además de ellos el exceso de histamina causa trastornos gastrointestinales, como estreñimiento, diarrea, saciedad o flatulencia; trastornos dermatológicos como piel seca o psoriasis; dolores musculares, a menudo diagnosticados como fibromialgia; fatiga crónica; también se le ha relacionado con el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH) de infantes y adolescentes.
Del comentario anterior colegimos, al menos, dos conclusiones: muchos fármacos, incluidos algunos de los usados contra la migraña (algún analgésico), son contraproducentes porque bloquean la DAO. La enzima DAO es un novedoso agente para el tratamiento de la migraña que, además, no se considera un medicamento, sino un alimento dietético.

sábado, 16 de octubre de 2021

Ártico nuclear


Un estudio de viabilidad hecho en el año 2019 encontró dieciocho mil objetos radiactivos en el océano Ártico, ¡nada menos!; entre ellos diecinueve barcos accidentados y catorce reactores nucleares que están sin control. La radiación gamma emitida por la mayoría es baja, afortunadamente, pero en mil todavía permanece alta. Las cifras son contundentes: ciento noventa y siete submarinos nucleares soviéticos deben ser desguazados; hay que deshacerse del estroncio radiactivo de unas mil balizas de navegación; debe retirarse el combustible nuclear gastado y los desechos nucleares de la bahía rusa de Andreyeva y lugares aledaños: porque desde allí, en 1982, unas seiscientas mil toneladas de agua radiactiva se filtraron al mar de Barents desde una piscina de almacenamiento nuclear. No me olvido que, en la zona del puerto ártico de Murmansk, hay más de doscientos reactores nucleares que esperan ser desmantelados. Todo ello, lo reconocen los expertos en seguridad nuclear, representa un riesgo inaceptable para los ecosistemas árticos.
Con todo, hay un margen para el optimismo. Dos objetos, que los rusos intentarán extraer del agua en los próximos años, contienen el noventa por ciento del material radiactivo: se trata de reflotar dos submarinos nucleares rusos, el K-27 y el K-159, que contienen un millón de curios de radiación (aproximadamente, una cuarta parte de la liberada durante el primer mes del desastre de Fukushima). El K-159, concretamente, se hundió, en el año 1989, con ochocientos kilos de combustible de uranio abordo, en el mar de Barents, justo debajo de la zona de pesca de bacalao más productiva del mundo, y también el hábitat de las ballenas, morsas, osos polares y otros animales. Aunque una expedición efectuada en el año 2014 no encontró radiactividad por encima de los niveles naturales ni en el agua, ni en el fondo marino ni en la fauna; un experto auguró que fallará la contención del reactor antes treinta años del hundimiento, en el mejor de los casos, y antes de diez en el peor. Si bien los isótopos radiactivos liberables, cesio ciento treinta y siete y estroncio noventa, se diluyen rápidamente en los océanos, mediante un proceso de bioacumulación puede concentrarse en los animales que constituyen la cumbre de la pirámide alimentaria; animales que, después, son ingeridos por los humanos.
Y se siguen construyendo reactores nucleares en el Ártico: probablemente habrá más de cien funcionando en el año 2035. 

sábado, 9 de octubre de 2021

Plagas de Egipto


¿Con independencia de su significado religioso, hay algo de realidad en los relatos bíblicos? Está escrito en el Antiguo Testamento: Dios envió diez plagas a los egipcios, para convencer al faraón de que dejara partir a los hebreos. La verdad es que los historiadores no pueden dar la fecha del Éxodo; sólo especular que pudo reflejar la expulsión de los hicsos de Egipto -identificando hicsos con israelitas-, que sucedió en el año 1550 a.C., bajo el reinado de Amosis. 
La cadena de desastres pudo haber comenzado con una erupción volcánica cuyas cenizas, además de contaminar el agua del Nilo, disminuyeron las precipitaciones y el caudal del río de tal manera que el agua se convirtió en sangre (primera plaga); obviamente no se trata de sangre, sino de una cianobacteria tóxica, la Oscillatoria rubescens, que proporciona el aspecto rojizo al agua.
Las toxinas mataron los peces y expulsaron a las ranas del agua (segunda plaga), con lo cual algunos insectos, libres de depredadores, se multiplicaron sin control, causando las plagas tercera (piojos) y cuarta (moscas); los abundantes insectos propagaron o causaron las enfermedades que exterminaron al ganado (quinta plaga) y afectaron a los sufridos egipcios (sexta plaga).
Un desastre natural, ocurrido en el mar Egeo, además de desencadenar todo el proceso, pudo ser el origen de la séptima, octava y novena plaga. Thera, el volcán que formaba la isla mediterránea de Santorín, entró en erupción, una de las mayores de la historia, en el año 1628 a.C.: provocó un tsunami (una ola de cincuenta metros) que asoló el Mediterráneo oriental y oscureció la atmósfera durante varios días (novena plaga). La ceniza volcánica al llegar a la estratosfera y mezclarse con la humedad cayó como granizo volcánico (séptima plaga). Las condiciones meteorológicas  locales, consecuentes a la erupción, propiciaron la invasión de las langostas (octava plaga).
La última plaga, la muerte de los primogénitos, pudo deberse a la reacción de los egipcios a la catástrofe; almacenaron los granos de cereales  húmedos, que se envenenaron con toxinas fúngicas. Los hijos varones primogénitos se convirtieron en las primeras víctimas porque -según la tradición- tenían privilegios alimentarios. 
Hay un problema en la explicación que he dado, como habrá advertido el sagaz lector, existe un desfase de setenta y ocho años entre la expulsión de los hicsos y la erupción del Thera. Esperemos que, más pronto que tarde, los arqueólogos arreglen el desajuste. 

sábado, 2 de octubre de 2021

Volcanes peligrosos


¿Por qué las Naciones Unidas ha incluido al Teide, Vesubio y Etna entre los volcanes más peligrosos del mundo? Porque sabemos que tendrán erupciones violentas en el futuro. Ni más ni menos. Las erupciones volcánicas explican algunos trastornos sociales históricos; para calibrar su influencia necesitamos conocer su fuerza; medida que nos proporciona el índice de explosividad volcánica (VEI), una escala logarítmica (cada unidad representa un aumento de diez sobre la anterior) de cero a ocho. 
Señalaré siete erupciones que los humanos hemos presenciado. La erupción del Toba (VEI ocho), la mayor en los últimos veinticinco millones de años, sucedió hace setenta y tres milenios en Sumatra: el invierno volcánico climático consecuente, de media docena de años, casi nos extinguió; los cien mil homínidos que aproximadamente poblaban el planeta quedaron reducidos a dos mil. La erupción del Tambora (VEI siete) ocurrida en el 1816 mató a ochenta mil indonesios: fue la más trágica de la historia. La erupción del Thera (VEI siete), en el Mediterráneo oriental, en el 1628 a.C. fue la única que causó el ocaso de una civilización, la minoica; y, probablemente, inspiró el mito de la Atlántida. La erupción en 1783 del Laki (VEI seis) no sólo acabó con la vida de nueve mil islandeses; la emisión a lo largo de ocho meses de nubes tóxicas de ácido fluorhídrico y dióxido de azufre causó una de las mayores catástrofes ambientales europeas del milenio: la hambruna mató a varios millones de personas. En 1883, el volcán indonesio Krakatoa entró en erupción (VEI seis); cuatro explosiones diez mil veces más potentes que la bomba atómica de Hiroshima se oyeron en Australia, los flujos piroclásticos se desplazaron cuarenta kilómetros por encima del agua sobre un cojín de vapor sobrecalentado, los tsunamis alcanzaron cuarenta metros de altura: causó más de treinta mil víctimas. La colosal erupción (VEI seis) ocurrida en 1808 tiene un mérito: los vulcanólogos todavía no han identificado el volcán que la produjo; lo buscan entre Indonesia y Tonga, una región con escasa presencia europea en la época. El erudito romano Plinio quiso presenciar demasiado cerca la erupción del Vesubio (VEI cinco) en el año 79; además de matar al curioso e intrépido sabio, el volcán destruyó la ciudad de Pompeya; si no la más mortífera (la nube ardiente volcánica causó menos de diez mil víctimas) fue una de las erupciones europeas más famosas.