sábado, 9 de octubre de 2021

Plagas de Egipto


¿Con independencia de su significado religioso, hay algo de realidad en los relatos bíblicos? Está escrito en el Antiguo Testamento: Dios envió diez plagas a los egipcios, para convencer al faraón de que dejara partir a los hebreos. La verdad es que los historiadores no pueden dar la fecha del Éxodo; sólo especular que pudo reflejar la expulsión de los hicsos de Egipto -identificando hicsos con israelitas-, que sucedió en el año 1550 a.C., bajo el reinado de Amosis. 
La cadena de desastres pudo haber comenzado con una erupción volcánica cuyas cenizas, además de contaminar el agua del Nilo, disminuyeron las precipitaciones y el caudal del río de tal manera que el agua se convirtió en sangre (primera plaga); obviamente no se trata de sangre, sino de una cianobacteria tóxica, la Oscillatoria rubescens, que proporciona el aspecto rojizo al agua.
Las toxinas mataron los peces y expulsaron a las ranas del agua (segunda plaga), con lo cual algunos insectos, libres de depredadores, se multiplicaron sin control, causando las plagas tercera (piojos) y cuarta (moscas); los abundantes insectos propagaron o causaron las enfermedades que exterminaron al ganado (quinta plaga) y afectaron a los sufridos egipcios (sexta plaga).
Un desastre natural, ocurrido en el mar Egeo, además de desencadenar todo el proceso, pudo ser el origen de la séptima, octava y novena plaga. Thera, el volcán que formaba la isla mediterránea de Santorín, entró en erupción, una de las mayores de la historia, en el año 1628 a.C.: provocó un tsunami (una ola de cincuenta metros) que asoló el Mediterráneo oriental y oscureció la atmósfera durante varios días (novena plaga). La ceniza volcánica al llegar a la estratosfera y mezclarse con la humedad cayó como granizo volcánico (séptima plaga). Las condiciones meteorológicas  locales, consecuentes a la erupción, propiciaron la invasión de las langostas (octava plaga).
La última plaga, la muerte de los primogénitos, pudo deberse a la reacción de los egipcios a la catástrofe; almacenaron los granos de cereales  húmedos, que se envenenaron con toxinas fúngicas. Los hijos varones primogénitos se convirtieron en las primeras víctimas porque -según la tradición- tenían privilegios alimentarios. 
Hay un problema en la explicación que he dado, como habrá advertido el sagaz lector, existe un desfase de setenta y ocho años entre la expulsión de los hicsos y la erupción del Thera. Esperemos que, más pronto que tarde, los arqueólogos arreglen el desajuste. 

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