Tanto
para la defensa y captura de presas, como para su orientación en
aguas turbias, la anguila eléctrica del Amazonas emite descargas
eléctricas de alto voltaje (seiscientos voltios) y baja intensidad
que, aunque no son mortales para nosotros, llegan a paralizar a un
cocodrilo. Tienen la misma utilidad las descargas a doscientos veinte
voltios que produce el pez torpedo (también llamado raya eléctrica).
Imita a ambos animales el pez nariz de elefante; no obstante, no me imaginaba que, en Alemania, utilizasen la mayor o menor
cantidad de las descargas eléctricas que emite, para detectar
ciertos contaminantes químicos en el agua de abastecimiento a las
ciudades. Si bien el tiburón y la raya no emiten electricidad,
detectan, sin embargo, campos eléctricos; y lo hacen porque contienen
electrorreceptores muy sensibles, en su cabeza, que usan para
localizar a sus presas. ¿Qué perciben estos bichos singulares?
Cualquier célula contiene una disolución salina cuya concentración
difiere de la del agua marina; esto produce una diferencia de
potencial entre ambas; en consecuencia, cada una de las células, y
el animal marino en conjunto, se comporta como una débil pila, que
genera un minúsculo campo eléctrico a su alrededor, que el escualo
es capaz de detectar. Los biólogos diseñaron un experimento para
que no cupiese la menor duda de tal capacidad: un tiburón cautivo
localizó y atacó electrodos activos enterrados en la arena de un
acuario. El refinamiento de la sensibilidad eléctrica de estos
animales, si no se hubiera medido, resultaría increíble: tanto es
así que pueden detectar campos eléctricos equivalentes al
conseguido si tomásemos una pila eléctrica de voltio y medio, y
sumergiésemos uno de los polos en Cádiz y el otro en Tenerife.
Media
docena de especies de tiburones atacan a los humanos con frecuencia:
el tiburón azul (tintorera), el tiburón oceánico, el tiburón
blanco, el tiburón mako (marrajo), el tiburón tigre y el tiburón
toro. Tal vez el uso de los campos electromagnéticos como repelentes impida que éstas seis especies ataquen a los humanos…
e imposibilite que los humanos diezmen a las más de trescientas
setenta especies de tiburones restantes, téngase presente que se
estima en más de cien millones al año, el número de piezas
capturadas. Después de todo, si bien algunos tiburones son pescados
para el consumo humano, las artes de pesca habituales equipadas con repelentes eléctricos impedirían la captura de otros escualos no deseados.
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