El
veinticuatro de abril de 1990 –y ya llovió desde entonces-, los humanos pusimos
en órbita el telescopio espacial Hubble. Este extraordinario instrumento, que
ve los objetos del universo con un espejo de dos metros cuarenta centímetros de
diámetro –comparemos su tamaño con la lente que tenemos en nuestros ojos: el
cristalino apenas llega al centímetro-, ha amplificado nuestro sentido de la
vista hasta unos límites inimaginables para los primeros astrónomos. Un dato
nos ayuda a valorar su capacidad: con el telescopio espacial se han observado
un millón de objetos astronómicos, a simple vista, el ojo humano solamente
puede ver seis mil. El Hubble, un monumento a la capacidad tecnológica humana
del siglo XX, nos ha proporcionado numerosos descubrimientos: hemos puestos
fecha al comienzo del universo (las observaciones nos indican que el Big Bang
sucedió hace trece mil setecientos millones de años); hemos hallado que
prácticamente todas las grandes galaxias tienen un agujero negro en su centro
(el de la nuestra está en la dirección de Sagitario); ya estamos relativamente
seguros que el proceso de formación de planetas es común en las galaxias; y
también hemos encontrado pruebas de que la expansión del universo se acelera
(las galaxias se alejan unas de otras con velocidad cada vez mayor), aunque,
desgraciadamente, todavía desconocemos la fuerza que las repele. Mire, el
aficionado a la astronomía, algunas de las fotografías tomadas por Hubble: le
encantarán.
En
esto estábamos, tan felices, cuando nos enteramos que el trece de mayo del año
2009, en el puerto espacial de Kourou, la Agencia Espacial Europea ha lanzado
un nuevo telescopio espacial… casi vez y media mayor que el Hubble. El
Herschel, que así se llama el nuevo ojo artificial puesto en órbita, podrá
observar sucesos tan lejanos que datan de hace diez mil millones de años; con
él podremos conocer mejor los comienzos del Universo: esperamos averiguar cómo
nacieron las primeras estrellas y galaxias. No sólo eso, más cerca, dentro de
la Vía Láctea, el nuevo telescopio observará las nubes de polvo y el gas
interestelar a partir de los cuales se forman las estrellas y los planetas, es
decir, mirando hacia afuera averiguaremos cómo se formó nuestro, en otros tiempos,
adorado Sol, y nuestra bien-amada y a menudo maltratada Tierra: en pocas
palabras nos conoceremos un poco mejor a nosotros mismos. ¡Falta hace!
2 comentarios:
Estimado amigo
El observatorio Herschel estuvo funcionando a pleno rendimiento hasta el 2013.
Se pretende que el telescopio espacial James Webb, cuyo lanzamiento se ha programado para el 2018, sustituya al exitoso Hubble. Sus instrumentos, entre los que se encuentra un gran espejo de 6,5 metros de diámetro, detectarán principalmente rayos infrarrojos, pero tendrán alguna capacidad para la luz visible.
Estimado amigo
En las fotos que envió la sonda espacial Nuevos horizontes en 2015 observamos que Plutón tiene un parecido extrañamente familiar con nuestro ártico: montañas de hielo, planicies heladas, arroyos de nitrógeno, nieblas bajas.
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