sábado, 1 de agosto de 2020

Piel ácida, piel saludable


  La piel, el manto ácido que nos envuelve, tiene un pH (escala de acidez) que oscila entre cuatro con siete décimas y cinco con siete décimas. Mantener la acidez de este extenso órgano protector tiene una importancia esencial por varias razones que desglosaré: 1º la reparación y regeneración de la piel dependen de enzimas que necesitan un pH ácido. 2º la integridad de la piel necesita un entorno ácido. La piel se debilita y deshidrata (pierde agua) cuando el pH se vuelve alcalino por dos razones; porque se activan de forma extrema enzimas (proteasas) que destruyen las proteínas cutáneas que, a pH ácido, se ocupan de la descamación normal; y porque se inactivan enzimas que producen ceramidas (que constituyen el cemento de unión entre las células cutáneas). 3º Por último, la defensa antimicrobiana también necesita un pH ácido: porque la acidez favorece el crecimiento de la flora cutánea normal e inhibe el crecimiento de posibles bacterias patógenas, como el estafilococo áureo y el Propionebacterium acnes, ambas favorecidas con el pH neutro o alcalino; y porque la máxima efectividad de la dermicidina, péptido antimicrobiano contenido en el sudor, se logra en medios ácidos. En resumen, un aumento del pH daña, reseca e inflama la piel; no debe extrañarnos que las zonas afectadas por dermatitis, psoriasis, pie de atleta o acné superen la acidez de las zonas sanas de la misma persona.
  Diversas circunstancias pueden alterar la necesaria acidez cutánea. La edad: la acidez de la piel de un recién nacido, o de un anciano, supera el valor habitual, por lo que, en ambos casos, debe extremarse el cuidado. El lugar: la ingle o las axilas tienen un pH más alcalino: eso significa que pueden ser colonizadas por bacterias que producen mal olor: los desodorantes que disminuyen el pH inhibirán el crecimiento de tales bacterias, combatiendo así el mal olor. También afectan al pH de la piel factores externos como los jabones, los cosméticos, las sustancias irritantes y los bactericidas. 
  La piel cuenta con sustancias (tampones, amortiguadores o buffers) para mantener inalterable su acidez; pero si ésta se modifica de forma sistemática, tales mecanismos reguladores son sobrepasados, queda entonces la piel predispuesta a la inflamación y a las afecciones. Para prevenir el daño, cauto lector, elija bien al protagonista de tus rutinas diarias: el jabón; porque si no lo haces, terminas usando uno con un pH muy alcalino. Y ya sabes las consecuencias. 

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