sábado, 28 de septiembre de 2019

Inositol y sorbitol, depresión y cataratas



     Después de debatir largo y tendido, con un amante del vino, sobre la mayor o menor toxicidad del alcohol etílico buscaba alcoholes saludables; por distintas razones, dos sustancias me han llamado la atención. Además de la sacarosa, glucosa y fructosa algunas frutas como las peras, manzanas, cerezas y melocotones contienen cantidades apreciables de sorbitol, un compuesto usado como edulcorante que contiene menos calorías que la sacarosa y no favorece la aparición de las caries. Me sorprendió, sin embargo, averiguar que puede ser un factor de riesgo de las cataratas. ¿Es posible? La lente ocular (el cristalino) toma oxígeno y glucosa del humor acuoso (el líquido que llena la parte frontal del ojo). Cuando el cuerpo no controla bien la glucosa (en la diabetes), sube su concentración en el humor acuoso, lo que inflama la lente, afectando a la claridad de la visión; por si fuera poco, el cristalino contiene una enzima que convierte la glucosa en sorbitol, que se deposita en él y lo vuelve más opaco; en conclusión, a la larga, se forman cataratas.
     Frutas, legumbres, cereales y nueces contienen mucho inositol. El organismo también es capaz de sintetizarlo y ésta es la razón por la cual, aunque relativamente escaso en el cuerpo, no se considera una vitamina. Las funciones de esta versátil molécula son muy variadas: interviene en la transmisión de señales, en concreto de la insulina; también interviene en el montaje del citoesqueleto, en el crecimiento nervioso, en el control de la concentración de iones dentro de las células, en el mantenimiento de la electricidad de las neuronas, en el metabolismo de las grasas, en la expresión de los genes, y en la actividad de la serotonina. De tan variadas funciones, el sesudo lector puede colegir que la carencia de esta versátil sustancia puede acarrear distintos males, desde la esterilidad masculina e infertilidad femenina, hasta neuropatías como el insomnio, la angustia, el estrés y la depresión. Algo más puedo decir de esta última. Los investigadores han comprobado que las personas deprimidas tienen niveles más bajos de lo habitual de inositol en su líquido cefalorraquídeo; recordemos que el inositol participa en la acción de la serotonina, un neurotransmisor que opera en la depresión. Por esta razón, se ha recomendado inositol para el tratamiento de la depresión: la evidencia preliminar sugiere que podría ser tan efectivo como un antidepresivo habitual y, supongo, con muchos menos efectos adversos. ¿El inconveniente? ¿Tal vez que es barato?

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