Para
construir un modelo que abarque todo lo existente en el universo los
físicos teóricos han ideado la teoría de cuerdas; según la cual las partículas elementales, como el electrón, no son puntos, sino
minúsculos objetos que podemos imaginar como cuerdas vibrantes. Los
modos de vibración, las diferentes notas, si hablásemos de un
instrumento musical, se manifestarían como electrones, quarks u
otras partículas fundamentales. La teoría (más bien las teorías
pues hay muchas) predice la existencia de dimensiones extra que
añaden seis dimensiones espaciales al espacio-tiempo (tres
dimensiones espaciales y una temporal) que percibimos; dimensiones
que son inobservables.
La
teoría de cuerdas, cuyo origen se remonta al decenio de los sesenta,
pretende haber unificado las cuatro fuerzas de la naturaleza y para
la mayoría de los físicos teóricos constituye la principal
candidata para convertirse en la teoría del todo. Sin embargo, los
físicos teóricos, hasta ahora, no han hecho predicciones capaces de
ser confrontadas con datos experimentales: repito, ninguna predicción
en medio siglo. Algunos científicos, pocos todavía, pensamos que
tal incapacidad se debe a que el modelo no es falsable, y por tanto,
no es científico, es equivalente a una pseudociencia, como la
astrología o la homeopatía. ¿Cómo es posible que haya físicos
que renuncien a aplicar el criterio de falsabilidad? ¿Cómo es
posible que puedan tomar en serio conclusiones a las que se llega
sólo mediante un formalismo matemático y nunca a través de la
observación de la naturaleza? ¿Cómo no se dan cuenta que hacen
metafísica, en vez de física?
Lee
Smolin ha escrito que, si las nuevas dimensiones no existen,
consideraremos a los teóricos de cuerdas unos de los mayores
fracasados de la ciencia; y su historia nos ilustrará de cómo no
hacer ciencia, de cómo no se deben sobrepasar ciertos límites,
hasta el punto de convertir la conjetura teórica en fantasía.
Para
Mario Bunge la teoría de cuerdas es sospechosa de pseudociencia.
Parece científica porque aborda un problema a la vez importante y
difícil: construir una teoría cuántica de la gravedad. Pero la
teoría, para asegurar su consistencia matemática, postula que el
espacio físico tiene más de tres dimensiones. Puesto que las
dimensiones extra son inobservables, y puesto que se ha resistido a
la confirmación experimental durante más de tres décadas, la
teoría parece ciencia ficción, incluso aunque tenga medio siglo de
existencia y se siga publicando en prestigiosas revistas científicas.
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