Uno
de los hombres que descubrió el origen de la energía de las
estrellas estaba con su novia la noche siguiente al momento en que
comprendió que las reacciones nucleares hacen que las estrellas
brillen. Ella dijo: «¡Mira qué bellas brillan las estrellas!». Él
replicó: «Sí, y en este momento yo soy el único hombre en el
mundo que sabe por qué brillan». Ella simplemente le sonrió. No
estaba impresionada por estar con el único hombre que, en ese
instante, sabía por qué brillan las estrellas.
¿Lo
sabe el erudito lector? ¿Alguna vez, tendido en la playa durante una
tórrida mañana de verano, se ha preguntado por qué brilla el Sol?
Quince millones de grados existen en el centro de la estrella
(compárense con los seis mil grados que se miden en su superficie);
a causa de tan desmesurada temperatura todas las partículas que allá
se encuentran están muy agitadas, en consecuencia, los electrones y
núcleos no pueden asociarse en átomos. Siendo la densidad del
núcleo solar ciento cincuenta veces superior a la del agua líquida,
las colisiones entre los núcleos atómicos son muy numerosas, por lo
que, a veces, dos de ellos pueden pegarse uno al otro, y fusionarse
para formar un nuevo núcleo: los físicos llaman al proceso reacción
nuclear de fusión. En el Sol, constituido esencialmente por
protones, el resultado final del conjunto de las reacciones nucleares
consiste en la transformación de cuatro protones en un núcleo de
helio. Tal transformación presenta una singularidad que no dejó de
llamar la atención de los físicos: la masa del núcleo de helio es
ligeramente inferior a la suma de las masas de los cuatro protones
iniciales: se pierde masa en la reacción nuclear de fusión, masa
que se transforma en energía. Hasta un aprendiz es capaz de hacer el
cálculo, sabiendo la masa de hidrógeno que contiene el Sol podemos
averiguar que continuará brillando otros cinco mil millones de años
más; que se añadirán a los cinco mil millones de años que ya lo
ha hecho desde su formación.
¿Saben
los físicos adonde va a parar la pérdida de energía? Sí, el Sol
emite partículas (fotones) de luz de todos los colores y, además,
también radia los diferentes tipos de radiación electromagnética
invisible, desde los energéticos rayos gamma, rayos X y ultravioleta
hasta las tenues ondas de radio, microondas e infrarrojos.
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