sábado, 19 de octubre de 2013

Sangre azul


Quizá la soberbia sea la clave del la actitud española ante la vida; el tremendo orgullo del pueblo español que tanto impresiona al forastero se debe a la jerarquía de valores que la España del siglo XVI ha proyectado sobre nuestros días. Leamos a Baltasar Gracián (1601-1658): “La soberbia, como primera en todo lo malo, cogió la delantera… Topó con España… Pareciole tan de su genio que se perpetuó en ella. Allí vive y allí reina con todas sus aliadas: la estimación propia, el desprecio ajeno, el querer mandarlo todo y servir a nadie, el lucir, el campear, el alabarse, el hablar mucho, alto y hueco, la gravedad, el fausto, el brío con todo género de presunción y todo esto desde el más noble hasta el más plebeyo”. Con estos antecedentes no debe extrañarnos que la expresión sangre azul sea de origen español. Que este giro lingüístico indique noble cuna probablemente se debe a que los aristócratas -no realizaban trabajos físicos ni sufrían las inclemencias del tiempo- tenían la piel pálida, mientras que los campesinos y artesanos, habitualmente a la intemperie, tenían una piel curtida; y sólo en las pieles blancas las venas muestran un aspecto azulado, como el advertido lector ya habrá adivinado. Los científicos, como tantas veces, se han encargado de demostrar la falsedad del aserto: el color de la sangre es el mismo en todos los humanos y no es azul sino rojo. Nosotros, y casi todos los animales vertebrados, debemos el color de nuestra sangre a la hemoglobina, una proteína que contiene un pigmento rojo que transporta el oxígeno desde los pulmones a todas las células corporales. Sin embargo, a veces, la naturaleza nos depara sorpresas inauditas: hay animales cuya sangre –o más bien líquido corporal- es azul; aunque creo que compararse a caracoles y pulpos, escorpiones o nécoras no es algo que infle de orgullo a los príncipes azules.

Después de la hemoglobina, la hemocianina (presente en los crustáceos, arácnidos, gasterópodos y cefalópodos) es el pigmento respiratorio más frecuente en el reino animal; su función, como adivinará el astuto lector, es equivalente a la de la hemoglobina, aunque transporta el oxígeno con menor eficiencia; y debe su color azul a que contiene dos átomos de cobre donde la hemoglobina sólo tiene uno de hierro.

Sí, no son los aristócratas, sino bichos como los caracoles, pulpos y calamares quienes tienen la única sangre azul que realmente existe.

3 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Hay otras moléculas en los seres vivos que contienen metales: la hemoglobina y citocromos hierro, las clorofilas magnesio, la vitamina B12 cobalto.

Saludos
Epi

C. Armesto dijo...

Estimada amiga

1º La enzima glutatión peroxidasa cataliza la reacción del glutatión con el peróxido de hidrógeno; nos protege, por tanto, del efecto perjudicial de los peróxidos; la enzima contiene selenio, pero el selenio no es un metal.

2º La molécula tiroxina (distinta del aminoácido tirosina) es una hormona sintetizada por la glándula tiroides que transporta la sangre; la molécula contiene yodo, que tampoco es metal.

Saludos

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

La mioglobina (a veces llamada hemoglobina muscular, por lo que su nombre se presta a confusión) es una proteína muy parecida a la hemoglobina (también contiene hierro), pero no exactamente igual. Se encuentra en los músculos y su función es almacenar el oxígeno.

Saludos