¿A que se deben los cambios que suceden en la naturaleza? Esbozo los atinados argumentos que Peter Atkins revela en el libro “La creación”. Como en un proceso real, ya sea un rayo o la caída de una hoja, participa un número muy grande de partículas, cualquier cambio probablemente aumentará el desorden del conjunto, por la misma razón que, después de barajar, las cartas aparecen más desordenadas. El aumento de desorden, que ocurre continuamente en el cosmos, constituye un simple enunciado de probabilidades a escala molecular. Admitamos entonces que en la base de todo cambio se halla una aproximación al caos; esta tendencia explica entonces todos los sucesos del universo. El caos podrá retroceder y crear una sinfonía de Mozart o una bacteria: resplandecerá una pizca de orden durante un breve lapso de tiempo, pero resultan excepciones, dramas localizados que no impiden la degradación general.
Si consideramos que la energía lleva asociada una calidad que mide su grado de desorden, afirmamos que la calidad de la energía decrece espontáneamente en las reacciones nucleares y en las reacciones químicas, durante la vida de las plantas y en las manifestaciones de la conciencia. La tendencia de la energía al caos se transforma en acciones humanas mediante reacciones químicas; el egoísmo y la cooperación, los pensamientos y movimientos son cadenas de reacciones; y cada una de ellas no es más que una reordenación de átomos. Una molécula, por casualidad, capta energía y se convierte en otra; las moléculas complejas se vuelven más complejas por pasos sucesivos, y en cada uno, recogen unos pocos átomos y ensayan nuevas configuraciones: las moléculas nunca quisieron reproducirse tropezaron con la reproducción. Si las uniones entre los átomos fuesen demasiado rígidas, la materia inicial hubiese quedado congelada y no se hubiese convertido en vida, si demasiado lasas fuesen, fenómenos como la conciencia no habrían tenido tiempo de madurar.
¿Por qué ocurren las reacciones? De nuevo porque la energía se degrada: nada más. Tanto el pensamiento como la acción gastan energía de alta calidad, pero si después de ver o de actuar no morimos, se debe a que repostamos, importamos moléculas del entorno que contienen energía de alta calidad, dicho con una única palabra, comemos. Nuestra vida consiste en una perpetua lucha por captar energía de alta calidad del ambiente y descargar energía de baja calidad. Degradamos el mundo para tener una vida interior. Dramático destino.
1 comentario:
Estimado amigo
Si te gusta la química te puedo recomendar como lectura, otro libro del citado autor Peter Atkins: "Las moléculas de Atkins". Lo han calificado del libro de química más bello jamás escrito: opino que exagera el crítico; sin embargo, se trata de un bonito libro.
Saludos
Publicar un comentario