El
lector instruido conocerá el polígrafo -habitualmente llamado detector de
mentiras-; se trata de un instrumento utilizado para registrar respuestas
fisiológicas de un sujeto, como la presión arterial, el ritmo cardíaco, la
frecuencia respiratoria y la resistencia eléctrica de la piel, ante
determinadas preguntas. Se utiliza para determinar si el entrevistado miente, y
se fundamenta en la hipótesis de que la fisiología cambia cuando la persona engaña.
Sus
defensores le atribuyen una fiabilidad entre el ochenta y el noventa y cinco por
ciento, y –arguyen- se admite como prueba judicial en varios países. Sin
embargo, muchos científicos niegan la validez del polígrafo como detector de
mentiras: un informe de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos estimó
que, de aplicarse el polígrafo a diez mil personas, de las cuales diez fueran
espías, en el resultado más probable serían identificados ocho culpables… y
también mil quinientos noventa y ocho inocentes.
A
falta de un aparato fiable, plagio los consejos que un consultor en lenguaje
corporal da a sus clientes para descubrir una mentira. Cuando su oyente repite
la pregunta que le han hecho declara –sin pretenderlo- que necesita tiempo, ¿para
inventar la respuesta? Si en algún momento su interlocutor acerca las manos a la
boca o nariz, los psicólogos han comprobado que suele engañar. La sudoración de
la frente es un indicio de que la persona está nerviosa, ¿quizá porque tiene
que inventar una explicación? Cuando engañamos esperamos que nuestro
interlocutor nos crea y para ello mantenemos los ojos fijos en él, escrutando
su rostro; mantener la mirada fija, pero
también evadirla totalmente o mirar para abajo señala que esconde algo. Quien
se justifica innecesariamente, probablemente se siente culpable, ¿de engañarle?
Durante una conversación, si el volumen de voz disminuye casi a la mitad antes
de recuperar el volumen normal, probablemente le han mentido en ese momento. Tragar
saliva es un proceso automático y habitual, pero si estamos nerviosos -¿por la
mentira?- lo hacemos casi deliberadamente, y se nota. Interrogue de manera
inquisitiva (si es posible) hasta que su interlocutor se ponga a la defensiva (su
cuerpo estará tenso); al acabar el interrogatorio sucederá que, o bien el
interrogado contraataca y se defienda (inocente), o bien permanece callado y
durante unas décimas de segundo relaja los hombros y suspira (el culpable se sentirá
aliviado).
No
son infalibles; pero algo es más que nada.
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