La
ciencia geológica nos explica cómo se alzaron lentamente, entre violentísimas
sacudidas y titánicas convulsiones, las cordilleras de montañas del fondo del
océano, cómo siguió luego una época de descanso –y bien lo había menester la
madre tierra- en que el agua, el agua lenta y terca, el agua persistente, el
agua que no descansa, hacía su obra completando la del fuego. Por que si el
fuego fue quien trazó las líneas generales de la tierra, quien desbastó su
fábrica general fue el agua, la que modeló sus contornos y diseñó su relieve.
El
agua de la atmósfera cae en los continentes, fluye hacia los océanos y de ellos
regresa a la atmósfera. Los ríos forman parte de la circulación general del
agua; los doscientos billones de metros cúbicos de agua que contienen ríos y
lagos son una cantidad muy pequeña si se la compara con el agua que hay en los
océanos, glaciares y aguas subterráneas: apenas dos centésimas porcentuales del
total; pero su importancia geológica no guarda relación con el minúsculo
porcentaje, porque los ríos tienen una gran capacidad para modificar la
superficie terrestre; concretamente, en las regiones templadas son el principal
agente formador del paisaje.
Treinta
y siete billones de metros cúbicos anuales de agua descienden desde las cabeceras
montañosas de todo el mundo hasta el mar; parte de su energía se invierte en la
erosión del terreno y en el transporte de los materiales arrancados a su paso,
que terminan por depositarse en las cuencas oceánicas. En el curso alto, los
ríos, arroyos y torrentes excavan su cauce, lo profundizan y terminan
encajándose en las rocas; un proceso que crea laderas de fuertes pendientes y
valles que acaban adquiriendo forma de V. En el curso medio y bajo, el río
erosiona o sedimenta alternativamente sus propios depósitos, creando una
extensa y fértil llanura de inundación por donde discurre la corriente. En los
grandes ríos los materiales finos se depositan en la desembocadura, y forman
extensos y fértiles deltas, por donde, lentamente, el agua dulce alcanza el
mar. ¿El lector se imagina el paisaje inmutable? Yerra, los
deltas se están hundiendo. En 2009, James Syvitski demostró que veinticuatro
deltas, entre los que se encuentran el del Nilo, Ródano y Yangtzé, de los
treinta y tres estudiados sufrieron inundaciones. ¿La causa? La construcción de
presas y el desvío de los cauces. Ya no podemos alegar ignorancia, los grandes
deltas son regiones densamente pobladas, muy cultivadas… y no permanentes. Si
no los cuidamos desaparecerán.
1 comentario:
Estimado amigo
El río más largo del mundo es el Amazonas, le sigue el Nilo.
Saludos de
Epi
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