sábado, 14 de agosto de 2010

Verdades ambiguas


El ingenioso lector que se entretiene leyendo estas páginas sabe que la luz se propaga en línea recta. Si le preguntase de qué argumentos dispone para sustentar su opinión, probablemente recordaría que podemos ver los rayos de luz rectilíneos, bien en los ambientes polvorientos bien en el aire saturado de humedad; o quizá, aludiría a que, si interponemos un cuerpo opaco en el camino de la luz, obtendríamos su sombra en una pantalla, o acaso mencionaría los eclipses. La teoría de que la luz viaja en línea recta explica éstas y otras observaciones. Sin embargo, los físicos han comprobado que la luz no siempre se comporta así; cuando atraviesa un obstáculo puntiagudo o una abertura estrecha, el rayo se curva ligeramente. El fenómeno -técnicamente llamado difracción- es responsable de que, al mirar a través de un agujero muy pequeño, todo el panorama se vea distorsionado; también de que, cuando la luz atraviese una pequeña abertura circular, no se produzca un punto brillante como imagen, sino un disco difuso rodeado por anillos concéntricos. Estos hechos nos indican que la teoría de la propagación en línea recta no puede aceptarse como totalmente cierta: la luz se inclina ligeramente cuando bordea los obstáculos, aunque la curvatura sea tan minúscula que podamos despreciarla en muchos casos. La primera teoría es, entonces, una aproximación, que mejoraremos sólo cuando los fenómenos que estudiemos nos lo exijan. ¿Mienten los científicos cuando afirman que el camino de la luz es recto? No, numerosas veces los físicos, ante la alternativa de usar diversas teorías para explicar un fenómeno, siempre que pueden, escogen la más sencilla.

La difracción no sólo es útil para disertar sobre lo mentirosos que pueden ser los físicos; debemos recordar que muchos instrumentos ópticos, nuestros ojos incluidos, tienen aberturas circulares y que, por tanto, el fenómeno limita el aumento de los telescopios y microscopios. La difracción de la luz por pequeñas gotas de agua, o por los cristalitos de hielo presentes en las nubes, también explica la corona, el brillante anillo de luz que a veces se ve alrededor de la Luna. Y aún hay más, este ubicuo fenómeno proporciona una poderosa herramienta para el estudio de la geometría de los objetos minúsculos e invisibles: concretamente, la estructura del ADN, la famosa molécula que contiene los genes, se reveló mediante el estudio de la difracción de los rayos X que lo atraviesan.

2 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

¿Cuándo pueden observarse fenómenos de difracción? 1º Inevitablemente tiene que tratarse de una onda. 2º El tamaño del objeto debe ser menor o parecido a la longitud de onda de la radiación.
De una manera muy concisa te diré que la difracción se debe a que las ondas, al atravesar una abertura o hallar un obstáculo en su camino, interfieren entre sí.

Saludos cordiales
Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

No podemos afirmar que la luz sea una onda ni que sea una partícula, sino que es un ente que reúne ambas naturalezas. Puedes considerar que la luz está formada por ondas cuando se transmite en el vacío o a través de un objeto; y puedes considerarla formada por partículas cuando un objeto emite luz o la absorbe.

Saludos

Epi