El ingenioso lector que se entretiene
leyendo estas páginas sabe que la luz se propaga en línea recta. Si le
preguntase de qué argumentos dispone para sustentar su opinión, probablemente
recordaría que podemos ver los rayos de luz rectilíneos, bien en los ambientes
polvorientos bien en el aire saturado de humedad; o quizá, aludiría a que, si
interponemos un cuerpo opaco en el camino de la luz, obtendríamos su sombra en
una pantalla, o acaso mencionaría los eclipses. La teoría de que la luz viaja en
línea recta explica éstas y otras observaciones. Sin embargo, los físicos han
comprobado que la luz no siempre se comporta así; cuando atraviesa un obstáculo
puntiagudo o una abertura estrecha, el rayo se curva ligeramente. El fenómeno
-técnicamente llamado difracción- es responsable de que, al mirar a través de
un agujero muy pequeño, todo el panorama se vea distorsionado; también de que,
cuando la luz atraviese una pequeña abertura circular, no se produzca un punto
brillante como imagen, sino un disco difuso rodeado por anillos concéntricos.
Estos hechos nos indican que la teoría de la propagación en línea recta no
puede aceptarse como totalmente cierta: la luz se inclina ligeramente cuando
bordea los obstáculos, aunque la curvatura sea tan minúscula que podamos
despreciarla en muchos casos. La primera teoría es, entonces, una aproximación,
que mejoraremos sólo cuando los fenómenos que estudiemos nos lo exijan.
¿Mienten los científicos cuando afirman que el camino de la luz es recto? No,
numerosas veces los físicos, ante la alternativa de usar diversas teorías para
explicar un fenómeno, siempre que pueden, escogen la más sencilla.
La difracción no sólo es útil para
disertar sobre lo mentirosos que pueden ser los físicos; debemos recordar que
muchos instrumentos ópticos, nuestros ojos incluidos, tienen aberturas
circulares y que, por tanto, el fenómeno limita el aumento de los telescopios y
microscopios. La difracción de la luz por pequeñas gotas de agua, o por los
cristalitos de hielo presentes en las nubes, también explica la corona, el
brillante anillo de luz que a veces se ve alrededor de la Luna. Y aún hay más,
este ubicuo fenómeno proporciona una poderosa herramienta para el estudio de la
geometría de los objetos minúsculos e invisibles: concretamente, la estructura
del ADN, la famosa molécula que contiene los genes, se reveló mediante el estudio
de la difracción de los rayos X que lo atraviesan.
2 comentarios:
Estimado amigo
¿Cuándo pueden observarse fenómenos de difracción? 1º Inevitablemente tiene que tratarse de una onda. 2º El tamaño del objeto debe ser menor o parecido a la longitud de onda de la radiación.
De una manera muy concisa te diré que la difracción se debe a que las ondas, al atravesar una abertura o hallar un obstáculo en su camino, interfieren entre sí.
Saludos cordiales
Epi
Estimado amigo
No podemos afirmar que la luz sea una onda ni que sea una partícula, sino que es un ente que reúne ambas naturalezas. Puedes considerar que la luz está formada por ondas cuando se transmite en el vacío o a través de un objeto; y puedes considerarla formada por partículas cuando un objeto emite luz o la absorbe.
Saludos
Epi
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