Si
hiciéramos una encuesta sobre los animales acuáticos más odiados, probablemente
los tiburones alcanzarían el primer puesto en la antipática lista. Apuntamos
dos motivos para superar esta animadversión y convertir la enemistad en simpatía:
quizá nos sorprenda saber que, entre los cientos de millones de personas que
realizan actividades en el mar, los tiburones sólo son responsables de una
treintena de muertes anuales de media en, aproximadamente, un centenar de
ataques en todo el mundo; y solamente cuatro, de las más de trescientas
especies, han matado a un ser humano. La segunda razón se refiere a que los
escualos tal vez pronto se conviertan en salvadores de vidas. Quien haya
estudiado la teoría de la evolución sabrá que tiburones y humanos estamos
emparentados, después de todo -y aunque algunos prefieran negarlo- ambos
descendemos de los mismos peces ancestrales; por lo tanto, al sagaz lector no
le chocará que los sistemas inmunitarios de unos y otros tengan similitudes,
aunque no sean iguales. En los tiburones, con más de cuatrocientos millones de
años de existencia, se observa un sistema inmunitario más primitivo que el de
los mamíferos; mas, en lo que atañe a su capacidad para protegerse de las
distintas patologías, incluidas las infecciosas, es tan eficaz como los más modernos.
Los
tiburones fabrican anticuerpos generales, y no específicos como nosotros, una
característica que nos puede reportar ventajas porque -recordemos- la tarea de
los anticuerpos consiste en protegernos de cualquier invasión de agentes químicos
o biológicos extraños. Sorprendámonos: los biólogos han descubierto que los
anticuerpos de los tiburones se adhieren a una molécula del parásito que causa
la malaria, y que la unión bloquea la entrada del parásito en los glóbulos
rojos humanos. ¡Maravilloso! Un nuevo enfoque terapéutico para una enfermedad
que causa entre dos y tres millones de muertes anuales. Y hay más, los
anticuerpos de los escualos pueden unirse a las moléculas específicas de
algunas células cancerosas e inactivarlas, o pegarse a proteínas que producen
la inflamación en la artritis reumatoide y neutralizarlas. ¡Los tiburones
tienen moléculas en su sangre que, probablemente, servirán para curar enfermedades
humanas! Ni más ni menos. Un último detalle nos ayudará a valorar estos
descubrimientos; los anticuerpos del tiburón, pequeños, robustos y estables,
resisten las condiciones ambientales que imperan en nuestro sistema digestivo,
tanto la acidez extrema del estómago como el feroz ataque de las enzimas
gastrointestinales. ¿Será posible, alguna vez, curar un cáncer con píldoras
preparadas con ellos?
2 comentarios:
Estimado amigo
El tiburón blanco, el tiburón tigre y el tiburón toro son los responsables de la mayoría de los ataques a los humanos.
Estimado amigo
Los peces cartilaginosos (tiburones) son una clase de vertebrados, como los son también los mamíferos, los peces óseos, los anfibios y la clase de reptiles y aves. Una sardina o un bacalao es un pez óseo y un delfín es un mamífero.
Cordiales saludos
Epi
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