Se conocen algo más de dos centenares de dioxinas y furanos (sus impronunciables nombres técnicos son policlorodibenzodioxinas y policlorodibenzofuranos), una familia de sustancias sintéticas producidas por las actividades humanas. ¿Tienen algún interés para nosotros? En Irlanda, año 2008, varias toneladas de carne y productos de cerdo y se retiraron del mercado, porque se detectó que contenían doscientas veces más dioxinas que el límite inocuo. En el año 1976 un incendio en la fábrica de productos químicos de Seveso (Italia) expulsó la dioxina TCDD al ambiente: la nube tóxica contaminó una zona de quince kilómetros cuadrados donde vivían treinta y siete mil habitantes; aún se discute sobre el número de personas cuya salud quedó afectada. He constatado que merece saber algo más de estas sustancias calificadas como contaminantes ambientales persistentes. Aunque no todas presentan la misma toxicidad; la exposición breve a altas concentraciones causa lesiones cutáneas y deterioro hepático, mientras que la exposición prolongada altera el sistema inmunitario, el desarrollo del sistema nervioso, las funciones hormonales y reproductoras. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha calificado como cancerígena a la TCDD.
Desgraciadamente, la distribución de dioxinas ya es mundial. Sin embargo, debemos precavernos porque se acumulan en la cadena alimentaria -cuanto más arriba se encuentre un animal en dicha cadena, mayor será la concentración de estas dañinas sustancias-, principalmente en la grasa; concretamente, en los humanos permanecen almacenadas unos diez años. Las mayores concentraciones se registran en algunos suelos y alimentos, especialmente en los productos lácteos, carnes, pescados y mariscos; por ello el noventa por ciento de la exposición humana se produce a través de los alimentos.
¿Dónde se forman? Aunque pueden producirse en las erupciones volcánicas y en los incendios forestales, la mayoría de las dioxinas son subproductos de procesos industriales, tales como el blanqueo de la pasta de papel con cloro, las fundiciones o la fabricación de algunos herbicidas y plaguicidas. La incineración descontrolada de residuos sólidos urbanos y de los desechos hospitalarios es la causa más grave de su expulsión al ambiente. Por si fuera poco, existen en el mundo grandes depósitos de aceites industriales con bifenilos policlorados (PCB) que contienen grandes concentraciones de furanos; su almacenamiento prolongado o su eliminación inadecuada libera estos tóxicos al ambiente. Debido a su presencia generalizada en el mundo, la OMS considera que todas las personas han estado expuestas a las dioxinas; aun así espera que no afecten a la salud… ¡Nosotros esperamos que acierte!
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