sábado, 26 de noviembre de 2022

Cloruro de metileno en el café descafeinado


Un café recién hecho humea en una delicada taza de porcelana. ¡Qué delicia! La bebida más popular del mundo, después del agua, consumida en cantidades de mil seiscientos millones de tazas diarias, contiene cafeína, una droga estimulante del sistema nervioso central. Sus efectos se conocen desde hace mucho tiempo; en el siglo XV, los derviches turcos lo tomaban para mantener sus danzas y giros interminables. Honoré de Balzac, otro de sus degustadores, llegó a beber medio centenar de tazas diarias mientras escribía sus famosas novelas. Hoy, la cafeína es el psicoestimulante más consumido, siendo ingerido mayoritariamente como café, aunque el té, chocolate, bebidas de cacao, refrescos y bebidas energéticas también la contienen. ¿La cafeína una droga? Induce un síndrome de abstinencia, produce adicción y tolerancia. El Comité Olímpico Internacional la ha incluido en su lista de sustancias prohibidas: autoriza de cinco o seis tazas de café diarias.
La cafeína, además de afectar al sistema cardiovascular y estimular la actividad locomotora, actúa sobre diferentes circuitos neuronales del sistema nervioso central, por ello disminuye el sueño, mejora la concentración, la memoria y las habilidades cognitivas. La cafeína (como antagonista de la adenosina) también se usa en el tratamiento de las enfermedades neurodegenerativas y de la inflamación.
En 1903, una carga de granos de café se empapó accidentalmente en agua de mar. No se desesperó su dueño, el comerciante Ludwig Roselius; probó la mercancía y notó que el café había perdido cafeína sin perder sabor. ¿Por qué no comercializar la bebida sin cafeína? Repitió el proceso: bañó los granos de café sin tostar con una disolución salina, y a continuación los enjuagó con benceno para completar la extracción. Así se vendieron cafés a quienes preferían prescindir del estimulante hasta que surgió un inconveniente: se descubrió que el benceno es cancerígeno y, aunque procura eliminarse, su residuo no resulta inocuo. ¿Cómo extraer la cafeína del café sin alterar el sabor ni perjudicar la salud del degustador? Con el cloruro de metileno se extrajo la cafeína durante setenta años… hasta que, en los años ochenta del siglo pasado, se descubrió que el cloruro de metileno era una sustancia potencialmente cancerígena. Aun ahora, aunque hay medios de extracción (con agua o dióxido de carbono) más sanos, la mitad de la producción mundial del café descafeinado se hace empleando un disolvente orgánico, preferentemente el cloruro de metileno, porque es más barato.

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