sábado, 8 de octubre de 2022

Censo de aves


Gustavo Adolfo Bécquer escribe una sentida rima en la que aparecen  aves migradoras: 
“Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala a tus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!”
No menos inspirado que el poeta, Wolfgang Amadeus Mozart eligió a un ave como aprendiz de música. El genial compositor enseñó a un estornino canciones que él silbaba; incluso el comienzo del Allegretto de su Concierto número 14… aunque, en este caso, su mascota fue incapaz de imitarle. 
Dramáticas resultaron las tribulaciones de los gorriones chinos durante los años 1958 a 1960. El presidente Mao Zedong lanzó una campaña de exterminio contra ellos: había observado que se alimentaban de grano y, sin consultar con experto alguno -¿para qué?- se propuso eliminarlos. Supuestamente se obtendrían más cereales al desaparecer quienes se alimentaban de ellos. El resultado fue nefasto: el exterminio del pájaro provocó las aparición de plagas de insectos —langostas incluidas— que asolaron los cultivos y desencadenaron la Gran Hambruna China de 1959 a 1961, que dejó entre quince y cuarenta y cinco millones de muertos. Rectificaron: en el siglo XXI el gorrión goza del estatus de ave oficialmente protegida en China. 
Las gaviotas no sólo se consideran plagas en muchas ciudades costeras; también, probablemente, contribuyen al alto número de ballenas francas australes muertas; un fenómeno que se ha observado durante los últimos años en el sur de Argentina. ¿Por qué? Los zoólogos han descubierto que comen la grasa del lomo de los ballenas cuando salen a la superficie para respirar: el número animales lesionados por ataques de gaviotas ha aumentado del dos por ciento en 1974, al noventa y nueve por ciento en 2011. 
Únicamente cuatro especies de aves -golondrina común, estornino pinto, gorrión común y gaviota de Dellaware-, de las aproximadamente diez mil que existen superan los mil millones de individuos. Así lo han estimado unos biólogos, quienes han elaborado un algoritmo que les ha permitido calcular el censo mundial de aves: una de cada tres especies supera el millón de individuos y una de cada ocho tiene menos de cinco mil ejemplares. Los resultados muestran una pauta común a toda la fauna: un gran número de especies recluidas en hábitats muy localizados conviven con un número pequeño de especies que han colonizado vastos territorios. 

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