sábado, 1 de enero de 2022

Mielina


Cuando describimos un cerebro es habitual referirnos a la materia gris, ignorando que también existe la materia blanca. ¿Cuál es la diferencia? El microscopio nos aclara que las zonas en las que se encuentran concentrados los núcleos de las neuronas suelen tener un color grisáceo, mientras que las áreas por las que pasan los axones son de color blanquecino. Una célula nerviosa contiene un núcleo, unas ramificaciones y una larga prolongación llamada axón; alrededor de él, muchas neuronas tienen un material blanco -la mielina-, formado por grasas y proteínas, que lo aísla del líquido en el que están inmersas las células. La mielina -decía- envuelve los axones, formando vainas con forma de salchicha, cuya función consiste en facilitar la transmisión de los impulsos nerviosos; el valor añadido que aporta la envoltura consiste en aumentar la velocidad de propagación de las señales eléctricas que atraviesen las neuronas; si la quitáramos, las señales irían más lentas o, incluso, podrían desaparecer. La vaina de mielina tiene una peculiaridad: no es una envoltura continua a lo largo del axón, quedan regiones descubiertas (llamadas nódulos de Ranvier) que permanecen en contacto con el líquido extracelular; su existencia es imprescindible: porque en estos espacios se encuentran los canales iónicos por los que algunos iones entran y salen de la neurona; iones que refuerzan la señal eléctrica y impiden que se atenúe. Esto significa que el impulso nervioso -la señal- va saltando de un nódulo a otro, y atraviesa así toda la longitud del axón, sin perder intensidad.
Unas células especiales del cerebro (apellidadas gliales) se encargan de envolver el axón con las vainas de mielina; pero no lo hacen con cualquiera, se esmeran (aumentan el grosor de la capa) en las neuronas que despliegan actividad eléctrica. Como los neurólogos saben que cuanto más gruesa es la funda de mielina más rápida es la conducción; han deducido que la mielina, considerada un aislante inerte durante mucho tiempo, desempeña un papel esencial en el aprendizaje y la memoria: porque regula la velocidad con que las redes neurales transmiten la información.
La mielina no sólo afecta al buen funcionamiento del cerebro, los patólogos han comprobado que existen graves enfermedades relacionadas con ella: las desmielinizantes (como la esclerosis múltiple) y las dismielinizantes: en las primeras, el proceso patológico va dirigido contra la mielina sana, en las segundas, el defecto está en su formación. Por desgracia, todavía ignoramos sus tratamientos. 

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