sábado, 15 de enero de 2022

Glicina y artrosis


Para vivir, cualquiera de nosotros necesita proteínas; grandes moléculas que nuestras células fabrican con sus componentes, los aminoácidos. Ahora bien, el organismo es capaz de fabricar los aminoácidos, pero no todos, es imprescindible ingerir en la dieta éstos últimos. ¿Cuáles? Conocíamos la lista de los aminoácidos esenciales, hasta que el profesor Enrique Meléndez-Hevia y sus colaboradores han demostrado que hay que modificarla: la glicina debe cambiar de estatus, hay que considerarla un aminoácido esencial porque, aunque nuestro metabolismo la fabrica (rompiendo el aminoácido serina con la ayuda de la vitamina ácido fólico), no sintetiza la cantidad necesaria.
La carencia persistente de la glicina altera varias rutas metabólicas puesto que es necesaria para la síntesis de hemoglobina, de citocromos, de nucleótidos y de creatina, también es un neurotransmisor y se requiere para la eliminación de colesterol (como sal biliar del ácido glicocólico). Sin embargo, el principal proceso afectado por la carencia es la síntesis de colágeno (la tercera parte de sus aminoácidos son glicina), que gasta más del noventa por ciento de la glicina disponible; resulta lógico deducir que la síntesis deficiente de esta proteína esencial del cartílago articular ocasiona muchos problemas en la salud: enfermedades consideradas degenerativas como la artrosis y osteoporosis, la debilidad de las articulaciones, y la propensión a lesiones musculares, roturas de huesos y esguinces de tobillo quizá sean enfermedades carenciales, que se deban a la escasez de la glicina, como lo es el escorbuto, causado por la falta de vitamina C. 
Más de la mitad de la población española mayor de sesenta y cinco años y ocho de cada diez que superan los setenta y cinco padecen artrosis (desaparece el cartílago articular hasta dejar expuesto el hueso). Desgraciadamente la enfermedad no tiene cura: se trata con analgésicos y antiinflamatorios, que sólo alivian el dolor, pero no reparan el daño en el cartílago. Quizá exista un déficit de glicina en los enfermos ha propuesto la investigadora Patricia de Paz: porque -ha estimado- mientras que se necesitan quince gramos diarios de glicina, sólo se sintetizan de dos a tres y una dieta normal aporta otros dos o tres. Se trata de una hipótesis que ha intentado demostrar realizando un experimento con voluntarios: ha observado que la administración diaria de cierta dosis de glicina (diez gramos) mejora estas dolencias en un plazo inferior a cuatro meses. 
En resumen, las carencias de glicina, que repercuten en la salud, podrían resolverse aumentando su ingestión diaria.

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