sábado, 27 de noviembre de 2021

Planeta Nueve


La observación del cinturón de Kuiper (el conjunto de astros más alejados que Neptuno, del que Plutón, y más de cien mil objetos cuyo diámetro excede los cien kilómetros, forma parte) ha sorprendido a los astrónomos: una población de astros allí ubicados exhibe una estructura colectiva desconcertante. Se han propuesto varias hipótesis para explicar la inesperada agrupación de órbitas de algunos de ellos, pero sólo una parece lo suficientemente buena: los astrónomos Konstantin Batygin y Michael E. Brown la han formulado y, previniendo el escepticismo generalizado entre sus colegas, han aportado sólidas pruebas: cuidadosas observaciones, rigurosos análisis matemáticos de los datos orbitales y simulaciones informáticas. Las simulaciones revelan que un planeta de, aproximadamente, diez masas terrestres, que tarda entre quince mil y veinte mil años en dar una vuelta alrededor del Sol, puede agrupar las órbitas de algunos astros que se hallan en el cinturón de Kuiper. La ubicación en el cielo de Sedna y de, al menos, otros cinco cuerpos astronómicos lejanos recién descubiertos sugiere que algo -un posible planeta gigante- los está empujando hacia órbitas concordantes: muestra la evidencia de que el planetario del sistema solar está incompleto y de que es posible descubrir un nuevo planeta, que los astrónomos Konstantin Batygin y Michael E. Brown han bautizado como planeta Nueve. Y no se trata de pequeños mundos helados más lejanos que Plutón, como Eris, Makemake u otro de los planetas enanos, sino de un auténtico gigante, de tamaño comparable a Urano o Neptuno que, de confirmarse su existencia, entraría en el restringido club al que pertenece la Tierra. Durante la infancia del sistema solar, hace cuatro mil quinientos millones de años, tal planeta gigante habría sido expulsado de la región cercana al Sol a la excéntrica órbita que ocupa en la actualidad: siete veces más lejos que Neptuno cuando está más próximo a la estrella, multiplica por tres (o seis) esa distancia cuando vaga por el lugar más alejado. Se trataría del escurridizo planeta X, que los astrónomos persiguen desde que Percival Lowell postuló su existencia en el año 1906. No es la primera vez que se anuncia el hallazgo, una búsqueda en la que ha habido exageraciones y superstición. Aunque el escepticismo ante el posible descubrimiento es inevitable, esta vez las pruebas parecen concluyentes… con todo, hay que esperar la prueba definitiva: la observación directa del planeta Nueve. El reto planteado a los observadores es apasionante. 

No hay comentarios: