sábado, 6 de noviembre de 2021

Lípidos


Me hallaba enfrascado en mis menesteres cuando una amiga científica se me acercó. Estaba escandalizada: ¡unos colegas suyos consideraban sinónimos las grasas y lípidos! ¡Qué desmesurado error! Aunque creía que exageraba, asentí -obligaciones de la amistad- a sus crudas descalificaciones. No obstante, motivado por la curiosidad, quise comprobar la magnitud de la tergiversación y me documenté exhaustivamente sobre los lípidos. ¡Qué razón tenía ella y qué equivocado estaba yo! Comprobémoslo. 
Si bien las grasas (llamadas glicéridos, porque contienen glicerina unida a ácidos grasos) son los lípidos más abundantes y la forma en que muchos seres vivos almacenan energía, el término lípidos abarca a otras sustancias. Las ceras, por ejemplo, uniones de un ácido graso con un alcohol, ambos de gran tamaño, son segregadas por las células de la piel como recubrimiento protector, para mantener la epidermis flexible, lubricada e impermeable, también las hojas emplean ceras para impermeabilizarse, y los organismos marinos, aunque éstos las usan como reserva de combustible. Los esteroles son lípidos que no contienen ácidos grasos (debido a ello los químicos los califican de insaponificables: por su incapacidad para producir jabón), entre ellos se encuentran las hormonas sexuales, las vitaminas D, los imprescindibles detergentes intestinales y surfactantes pulmonares, y el temido -para los enfermos cardiovasculares- colesterol, el esteroide más abundante entre los animales. Junto con este último, los glicerofosfolípidos y los esfingolípidos, constituyen entre el veinte y el ochenta por ciento de las membranas celulares; tanto unos como otros están construidos con moléculas menores: el ácido fosfórico, la esfingosina, alcoholes como la glicerina, colina e inositol, ácidos grasos como el ácido oleico o esteárico y monosacáridos como la glucosa o galactosa; cabe señalar su importancia esencial, porque las membranas sirven tanto para separar la célula de su entorno como para conseguir que las actividades metabólicas celulares sucedan en distintos compartimentos. Los glucolípidos, otros constituyentes de las membranas, contienen, además de lípidos, glúcidos, como su nombre indica, o sea, unos cuantos monosacáridos orientados hacia el exterior celular que participan en el imprescindible reconocimiento entre las células. Los lípidos prenoles incluyen las vitaminas A, E, K y sustancias, como el limonero y pineno, olorosos componentes de los aceites esenciales de las plantas que tanto agradan a los usuarios de los perfumes. Recordaré, por último, a algún lípido policétido: el antibiótico eritromicina, las peligrosas aflatoxinas o las coloreadas antocianinas vegetales. 
En resumen, el astuto lector ya habrá deducido que millares de lípidos no son grasas. 

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