sábado, 9 de enero de 2021

Agua fósil


  La Gran Presa del Renacimiento, en Etiopía, será la mayor de África. Cuando esté acabada (tal vez en 2021) y llena (unos pocos años más tarde), Egipto asegura que perderá buena parte de sus recursos hídricos: no en vano, el ochenta y cinco por ciento del agua que consume proviene de Etiopía. Entonces, el agua podría convertirse en un casus belli. Durante el siglo XX el consumo mundial de agua se multiplicó por seis: poca gente se da cuenta de que se trata un producto escaso y de que, por ello, la crisis del agua se vuelve cada día más eminente. De ahí la importancia que adquirió el descubrimiento de una enorme reserva de agua subterránea: los trabajos para encontrar petróleo, en el sur de Libia en el año 1953, habían dado un rédito inesperado. El Sistema de Acuíferos de Nubia, formado principalmente por areniscas, es el mayor acuífero de agua fósil del mundo; cubre unos dos millones de kilómetros cuadrados (aproximadamente cuatro veces la superficie de España) en el oriente del desierto del Sahara, bajo Libia, Egipto, Chad y Sudán; con un espesor de hasta cuatro kilómetros, se estima que contiene unos ciento cincuenta mil kilómetros cúbicos del imprescindible líquido. Aire húmedo procedente del Atlántico, transportado por vientos del oeste, lo formó en el pasado, en diferentes épocas húmedas; en el Pleistoceno, hace más de veinte mil años, y más tarde, durante el Holoceno.
  El gigantesco recurso de agua subterránea, explotado desde 1960, en particular en regiones libias y egipcias, se extiende bajo un área desértica, por lo que tiene una enorme importancia para el desarrollo de estos países. El proyecto más ambicioso acometido, el llamado Gran Río Artificial, se ha ejecutado en Libia y persigue dos objetivos: irrigar explotaciones agrícolas, principalmente el oasis de Kufra, y suministrar agua, mediante grandes canalizaciones, a las secas ciudades costeras libias: Trípoli (llegó en 1996), Bengasi y otras. Para que funcione el considerado mayor proyecto de riego del mundo, se extrae agua de más de mil trescientos pozos, la mayoría que supera los quinientos metros de profundidad, a un ritmo de dos coma treinta y siete kilómetros cúbicos anuales. Como el petróleo o cualquier recurso no renovable, el agua fósil se acabará. ¿Cuándo? Los expertos discrepan, unos estiman que durará un siglo, otros un milenio: son necesarios más estudios para dar una cifra incuestionable. 

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