Para
que un organismo pluricelular pueda sobrevivir y funcionar con
eficacia es necesario que sus células actúen de forma concertada;
dicho con otras palabras, que células separadas por distancias
relativamente largas intercambien información. Los animales complejos resuelven la dificultad mediante dos vías de comunicación:
el sistema endocrino y el sistema nervioso. En el primero, unas
células especializadas secretan hormonas, que son
transportadas por la sangre hasta las células diana, en cuya
actividad influyen. En el sistema nervioso una fina red, hecha con las prolongaciones de las neuronas, establece la comunicación intercelular; por medio de neurotransmisores que, después de
atravesar la hendidura que separa las neuronas, modifican la
actividad de la célula receptora. En ambos sistemas existen
moléculas mensajeras que son liberadas por una célula, se desplazan
cierta distancia y contactan con la célula diana cuya actividad
modifican; de la semejanza inducimos que algunas comunicaciones
químicas entre las células nerviosas deben parecerse a las acciones
hormonales; por lo que, conociendo éstas, esperamos averiguar
aquéllas; adquiriremos así nuevos conocimientos, tanto en lo que concierne a la organización bioquímica
del cerebro como al mecanismo de acción de muchos fármacos que
afectan al comportamiento.
Fijémonos
en la recepción. ¿Cómo se percata la célula diana del mensaje que transporta la hormona? La transmisión se hace de dos maneras. Las
hormonas esteroides pueden atravesar la membrana externa de las
células diana y afectar directamente a las reacciones bioquímicas;
la cortisona y las hormonas sexuales así lo hacen. En cambio las
hormonas derivadas de los péptidos y aminoácidos, que no pueden
atravesar la membrana celular, ejercen su influencia desde el
exterior: uniéndose a unos receptores situados en la superficie de
la célula; receptores que son moléculas de proteínas cuya
capacidad de unión con la hormona es muy selectiva. ¿Cómo se
transmite, entonces, el mensaje hacia el interior celular?
Sintetizando un segundo mensajero dentro de la célula que induzca
cambios en las moléculas internas. Un mecanismo análogo permite la
comunicación entre dos células nerviosas: la neurona receptora
fabrica segundos mensajeros que alteran su membrana de tal manera que
el impulso nervioso pueda transmitirse. Los bioquímicos ya han
identificado numerosos mensajeros químicos intercelulares, sin
embargo, el número de segundos mensajeros (AMP cíclico, GTP
cíclico, calcio, fosfatidil inositol, diacetil glicerol) parece
sorprendentemente pequeño; en otras palabras, las rutas internas de
transmisión de señales dentro de las células son universales.
¡Siempre me sorprende la maravillosa economía que muestra la vida!
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