Los
enfermos buscan la ayuda de un médico y éste les hace pruebas de la
función renal, hepática, cardíaca o
pulmonar.
Los resultados, normales, provocan que, a menudo, el médico
clasifique el padecimiento del paciente como una enfermedad
imaginaria. Trescientos mil españoles afectados por el síndrome de
fatiga crónica se encuentran en esa circunstancia. ¿Qué les
sucede? Todos presentan una fatiga intensa persistente; además,
tienen
sueño
no reparador, intolerancia a la luz y al sonido, cefalea,
inexplicable dolor en los músculos y articulaciones, sensación de
estado gripal permanente y faringitis crónica. Algunos médicos, y
muchos químicos, defienden la hipótesis de
que
la causa del síndrome es psíquica o psicosomática, yo sostengo
otra hipótesis; que diferentes síndromes, como la sensibilidad
química múltiple, la fatiga crónica o la fibromialgia, son
enfermedades orgánicas ambientales, consecuencia -sospecho- de que,
en poco más de medio siglo, los humanos hemos alterado el ambiente
que
nos rodea de
una manera extrema. Hasta hace poco ambas hipótesis eran posibles,
porque la enfermedad carecía de una prueba diagnóstica irrefutable.
En el 2019 puede descartarse la hipótesis psíquica: R.
Esfandyarpour, R. Davis y otros investigadores de la Universidad de
Stanford elaboraron un análisis de sangre capaz de detectar la
enfermedad. La prueba se basa en comparar la respuesta al estrés de
las células inmunitarias y plasmáticas de los enfermos con
las
de
los sanos. Para ello se pasa una corriente eléctrica a través de
muestras de sangre a las que se les ha añadido agua y sal; a
continuación se miden minúsculos cambios en ciertas
magnitudes eléctricas. El cambio en la actividad eléctrica indica
que las células de los enfermos son incapaces de procesar el estrés
(inducido por la sal) adecuadamente. En resumen, la prueba identifica
sin ambigüedad los enfermos. Según Davis: ”Hay evidencia
científica de que esta enfermedad no es una invención de la mente
de un paciente. Vemos claramente una diferencia en la forma en que
procesan el estrés las células inmunes sanas y las que tienen el
síndrome de fatiga crónica”.
Considerando
que la fatiga crónica es una de las enfermedades que producen
sensibilidad neuronal central, oso pensar que la prueba descubierta
-u otra similar- también valdrá para identificar a los afectados
por la sensibilidad química múltiple y la fibromialgia; se lograría
así que los pacientes no tuviesen que añadir la incomprensión a
los sufrimientos que padecen.
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