sábado, 3 de diciembre de 2016

Cometas y velas solares


En el año 2014 la sonda Rosetta llegó al cometa 67P/Churiumov-Guerasimenko; se trataba del primer vehículo espacial que visitaba a un cometa e incluso transportaba un módulo que se posó en su superficie. Objetos formados por nieve, polvo y rocas, que se mueven en órbitas elípticas alrededor del Sol y del tamaño de unas decenas de kilómetros, los cometas tienen la composición de la nebulosa solar primitiva; nebulosa que originó los astros que componen el Sistema Solar. Con los resultados que se han obtenidos hasta ahora los geólogos ya pueden descartar una hipótesis cara a muchos astrónomos: el agua que forma los océanos terrestres no proviene de los cometas que chocaron con la Tierra.
En su camino hacia el Sol desde mucho más allá de la órbita de Neptuno, a medida que un cometa se calienta y su material sublima, desarrolla una atmósfera de gas y polvo llamada cabellera (o coma), que envuelve al núcleo. Fijémonos en el momento más hermoso: cuando cerca de la estrella la radiación y el viento solares azotan la cabellera y generan la característica cola que se alarga millones de kilómetros. Los cazadores de cometas pueden observar no una, sino dos colas por lo menos: una, de polvo, retiene la inercia del movimiento, la otra, de gas, se muestra siempre en sentido contrario a la luz del Sol. Ahora bien, después de contemplar tan grandioso espectáculo surge inevitable la siguiente pregunta; si el viento y la radiación solar son responsables de la formación de la cola, ¿por qué no emplearlos para proporcionar el empuje a naves espaciales equipadas con velas solares? ¿Cuándo dispondremos de vehículos sin motores, ni combustible que nos permitan desplazarnos por todo el sistema solar? Por cierto, el término vela, por su asociación con los veleros, se presta a equívocos, pues en contra de la creencia popular no es el viento solar el que impulsa la nave espacial, sino la presión de la radiación luminosa del Sol (cinco mil veces mayor). No obstante, existe una tecnología, que presenta todavía numerosos inconvenientes para llevarla a la práctica, que también usa el término vela solar: recurre una malla que capta la energía electromagnética del viento solar, aunque en nada se parece a una cangreja, carbonera, cebadera, foque, gavia, mayor, mesana, trinquete, velacho o a cualquiera de las velas clásicas.

2 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

El viento solar consiste en un flujo de protones y electrones procedente de la corona solar.

Saludos cordiales de Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Los cometas provienen de dos lugares: la nube de Oort, situada en los confines del sistema solar entre 50 000 y 100 000 UA del Sol, y el cinturón de Kuiper, localizado después de la órbita de Neptuno, a una distancia entre 30 y 55 UA del Sol. Si recuerdas que 1 UA es la distancia del Sol a la Tierra, apreciarás que hay mucho espacio en el sistema solar para navegar.

Saludos