Con
una media anual de doce mil ochocientos noventa y dos milímetros de
precipitaciones cada metro cuadrado de superficie, quizá Puerto López, una
aldea en Colombia, sea el lugar más lluvioso del planeta. Le sigue en la
escala, con once mil setecientos setenta y siete, la localidad de Cherrapunji
en la India. Aunque le arrebataron el título de lugar más húmedo, en el monte
Waialeale (Hawai) llueve trescientos sesenta días al año, de media, ¡que ya es
llover! ¿De dónde viene el agua? La humedad del aire se debe al vapor de agua
que contiene la atmósfera procedente de la evaporación de los océanos, ríos,
lagos y seres vivos. El aire caliente y húmedo se eleva porque es menos denso
que el aire seco. Al llegar a zonas frías el vapor de agua se condensa, -porque
el aire frío admite menos vapor de agua que el aire caliente-, y forma las
nubes (de gotas de agua o cristales de hielo); cuando las gotas o cristales
pesan demasiado caen y originan las precipitaciones de lluvia o nieve.
Empapado
de agua, quizá el lector aventurero quiera trasladarse, al menos con la
imaginación, al lugar más seco del planeta: no debe viajar a África, ni a América
o Asia, sino a la Antártida. El continente austral es un desierto de nieve
en el que apenas caen ciento sesenta y seis milímetros de lluvia cada metro
cuadrado de su superficie, de media anual; pero incluso allí existen regiones
de sequedad extrema, en los Valles Secos de McMurdo –cuatro mil ochocientos
kilómetros cuadrados de grava, carentes de hielo- los científicos estiman que
hace dos millones de años que no llueve. ¿La causa? Vientos que alcanzan los trescientos
veinte kilómetros evaporan todo tipo de humedad. Los geólogos consideran
desierto cualquier región del que reciba menos de doscientas cincuenta y cuatro
milímetros de precipitaciones anuales cada metro cuadrado de superficie; si
excluimos la Antártida, el desierto de Atacama, en el norte de Chile, es la
región más árida del planeta; la lluvia puede tardar dieciséis años en caer y en algunas regiones se han registrado
periodos de cuatrocientos años sin precipitaciones. Se trata de una región
extremadamente inhóspita: por la noche el termómetro puede llegar a los
veinticinco grados centígrados bajo cero, mientras que durante el día marca
entre veinticinco y cincuenta; con una humedad relativa media de apenas
dieciocho por ciento, existen lugares, como Arica, que anota medio milímetro de
lluvias como promedio anual. ¡Me sobrecoge que haya personas que vivan ahí!
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