sábado, 26 de diciembre de 2015

Memoria y chocolate


El escritor, aunque bisoño en sociología, cree que hay anécdotas que retratan el temperamento de los naciones. Hoy sabemos que el chocolate es un estimulante; no sucedía lo mismo en el siglo XVIII, franceses e ingleses lo consideraban un afrodisíaco. Ante ese hecho la reacción de ambos pueblos era muy distinta: mientras que los franceses bebían el chocolate sin prevención y les preocupaba el café (sus médicos aseguraban que los dejaba impotentes); los ingleses estaban muy tranquilos con respecto al café, pero les inquietaba el efecto que el chocolate pudiera ejercer sobre la castidad de sus mujeres.

Convencido ya de la importancia del alimento de dioses -así consideraban los aztecas al cacao-, voy a contar un curioso experimento con caracoles que aparece descrito en el Journal of Experimental Biology. Se cazan unos cuantos caracoles y se dividen en dos grupos: a los del primer grupo se les permite acceder a epicatequina, un componente del cacao, a los del segundo grupo, no; a ambos se les enseña a aguantar la respiración en agua sin oxígeno. El resultado del experimento me ha sorprendido: los catadores del chocolate recordaban el hábito más de un día, los otros apenas tres horas. No se ilusione el desmemoriado lector: tendría que tomar varias tabletas de chocolate para alcanzar las dosis empleadas pues el cacao que toma habitualmente ha perdido la mayor parte de su epicatequina en el procesamiento.

            Continúo con el chocolate, pero cambio los arrastrados moluscos por los erguidos humanos, concretamente, me fijo en quienes, ya superados los cincuenta años, deben esmerarse para aprender cosas nuevas y recordar nombres. Resumo ahora un estudio de Scott A. Small, publicado en Nature Neuroscience. Voluntarios con edades comprendidas entre cincuenta y sesenta y nueve años mostraron una mejoría equivalente a un rejuvenecimiento de treinta años, después de tomar una dieta rica en epicatequina (novecientos miligramos diarios) durante tres meses. Los participantes que tenían una memoria típica de una persona de sesenta años al inicio del ensayo, después de tres meses de consumo de una bebida rica en flavonoides (la epicatequina es un flavonoide antioxidante) mostraban una mejoría en su memoria que los equiparaba a las personas de treinta o cuarenta. El investigador había demostrado la eficacia del compuesto para revertir las pérdidas de memoria normales asociadas a la edad, ésas que, a partir de los cincuenta, obligan a poner mucho empeño en aprender y recordar nombres nuevos. 

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