sábado, 28 de noviembre de 2015

Regresión a la media: enredos del azar


La regresión a la media es un engañoso término estadístico cuyo significado no suele entenderse. La atención médica constituye una buena analogía para explicarla: una persona visita a un médico cuando peor se encuentra y en la mayoría de los casos se recuperará a continuación. Atribuye la causa de su mejoría a la intervención médica, pero ¿se habría recuperado igual sin ella? La regresión a la media se define, más o menos, así: en una serie de sucesos casuales, agrupados alrededor de un término medio, a un hecho extraordinario le suele seguir uno ordinario. Consideremos el caso de un deportista. Después de una actuación horrenda contrata a un entrenador y la próxima vez juega mejor. ¿Realmente el entrenador le ayuda o se trata de otro caso de regresión a la media? Al resultado pésimo tenía que sucederle uno mejor. Si se interpreta incorrectamente la regresión a la media presenta efectos negativos: por ejemplo, los profesores pueden creer que los castigos resultan más eficaces que las alabanzas. Mediado el siglo XX, Daniel Kahneman, futuro Nobel de economía, daba una conferencia sobre psicología a unos instructores de vuelo. Argumentaba el profesor que sus estudios con animales le habían mostrado que la recompensa resultaba más efectiva que el castigo. De pronto, uno de los instructores le interrumpió: “Usted, señor, trabaja con animales. A menudo he alentado a un piloto que había efectuado una maniobra perfecta, y la próxima vez casi siempre la hacía peor. He gritado a algunos por una mala maniobra, y casi con seguridad la próxima vez habían mejorado. No me diga que la recompensa funciona mejor que el castigo, porque mi experiencia me indica lo contrario”. El instructor atribuía erróneamente causalidad a las fluctuaciones aleatorias: porque si una maniobra se había efectuado extremadamente bien o mal, el resultado siguiente más probable se acercaría a la media. No sólo los instructores y educadores, también los inversores en bolsa pueden aprender de este concepto estadístico: la regresión a la media nos sugiere que, en una serie temporal financiera, a los periodos de rentabilidades muy bajas les suelen seguir etapas con rentabilidades más altas que compensen las pérdidas.

Desgraciadamente, los principios de aleatoriedad y regresión a la media rara vez proporcionan explicaciones satisfactorias para nuestro cerebro; porque, para bien y para mal, nuestro privilegiado órgano presenta un fuerte sesgo hacia las explicaciones causales. ¿Comprende ya el sabio lector por qué muchos periodistas deportivos, ignorantes de la estadística, atribuyen explicaciones causales a acontecimientos aleatorios?

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