El
Sol emite sesenta y tres millones de vatios de radiación cada metro cuadrado de
su superficie. ¿De dónde procede tan colosal cantidad de energía? En el centro
del Sol las presiones son tan grandes que los núcleos de hidrógeno, a pesar de
su repulsión eléctrica, se fusionan a quince millones de grados para dar núcleos
de helio produciendo la energía que alimenta a la estrella. En las enanas
marrones no se alcanzan tales condiciones extremas, no se fusiona el hidrógeno,
pero sí lo hace un isótopo de él, el deuterio, a una temperatura, aproximadamente,
cien veces inferior. ¿Por qué no imitar, sino a las estrellas, a las enanas
marrones para conseguir una fuente de energía limpia e inagotable? Si las
reacciones de fusión se pudieran controlar se acabaría la escasez energética: el
combustible abunda (el agua del mar contiene deuterio) y cuatro litros de agua proporcionarían
la misma cantidad de energía que un superpetrolero, por si fuera poco, no se
producen subproductos radiactivos de vida larga.
Los
ingenieros han de conseguir una temperatura muy elevada para que ocurra la fusión; una vez lograda, deben mantener confinada la materia durante un tiempo
suficientemente largo y a una densidad convenientemente alta, como para que
pueda reaccionar; resulta cien veces más fácil lograr tales condiciones cuando reacciona
el deuterio con el tritio -otro isótopo del hidrógeno- que cuando lo hace el
deuterio solo. Conseguir cuarenta millones de grados para lograr la fusión nuclear
del deuterio con el tritio sólo es el primer reto, porque quedan otras dificultades,
quizá mayores, para que la reacción se convierta en una fuente viable de
energía. Uno: ¿los materiales que constituyan el reactor podrán soportar temperaturas
extremas durante años?, además, los neutrones procedentes de la
reacción convierten en radiactivos los materiales que los contienen. Dos:
no existe tritio en la naturaleza, hay que generarlo en un reactor nuclear, y
es radiactivo. Tres: si se trata de fusión inducida por confinamiento magnético
(se han logrado quinientos diez millones de grados), el plasma debe mantenerse
en las condiciones críticas durante meses y no durante segundos. Cuatro: si se
trata de fusión inducida por láser (se han alcanzado diez millones de grados), se
necesita un flujo continuo, no implosiones intermitentes como hasta ahora,
además, para que sea rentable, las cápsulas de combustible deben producirse a
cinco centavos de dólar: el coste actual
asciende a un millón.
Cuando
alguien promete energía limpia y suministro inagotable, recelo: demasiado bueno
para ser cierto.
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