sábado, 26 de septiembre de 2015

Energías renovables


La potencia energética mundial en 2010 alcanzó doce teravatios y medio y se estima que en 2030 se necesitarán dieciséis teravatios y nueve décimas. En el siglo XXI la humanidad necesita cada vez más energía para alimentar, vestir y dar cobijo a todos sus miembros ¿de dónde obtenerla? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene cada una de las tres posibles fuentes energéticas: los combustibles fósiles, los combustibles nucleares y las fuentes renovables?

El beneficio principal de los combustibles fósiles consiste en que la tecnología para extraerlos, transportarlos y consumirlos está a punto y funciona perfectamente. El obstáculo principal es que, además de ser un recurso finito, emite dióxido de carbono a la atmósfera que provoca un cambio climático de consecuencias probablemente dramáticas. La principal ventaja de la energía nuclear es su concentración, con muy poco combustible se pueden producir inmensas cantidades de energía de forma continua. A cambio produce residuos radiactivos de difícil gestión y su uso puede impulsar la proliferación de armas nucleares. La ventaja de las energías renovables consiste en que suelen ser relativamente limpias, abundantes e inagotables; el inconveniente es que se trata de fuentes irregulares. Observará el prudente lector que no manejo el argumento económico, y no porque carezca de importancia, que la tiene, sino porque el precio de las tres, por unas razones u otras, resulta similar en la actualidad. Debe considerarse, al comparar las fuentes de energía, el parámetro definido por el profesor Charles Hall: la tasa de retorno energético (TRE) mide la energía que proporciona un combustible por cada unidad de energía invertida en su elaboración. La economía moderna, según dicho investigador, debe operar con TRE superiores a cinco, en caso contrario se sustraen recursos de otros sectores, como la sanidad o la educación. Reproduzco la TRE de algunos combustibles líquidos: el petróleo convencional dieciséis, el etanol de la caña de azúcar nueve, las tierras bituminosas cinco, el etanol del maíz uno con cuatro décimas; también la TRE de algunas fuentes de energía eléctrica: hidroeléctrica cuarenta, eólica veinte, carbón dieciocho, gas natural siete, solar fotovoltaica seis, nuclear cinco.

La preferencia por alguna de las tres modalidades no es una elección científica (hay argumentos para preferir o denostar cualquiera de ellas), sino política o si se quiere ética. Conozca el profano lector los inconvenientes y las ventajas de cada una de ellas, valórelos y no se deje manipular.

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