sábado, 5 de septiembre de 2015

¿Qué causa las enfermedades reumáticas?


     Declaro me admiración por Hipócrates de Cos, un médico que vivió hace veinticuatro siglos, por dos razones esenciales. La primera, porque fue el primero en rechazar que la superstición participara en la enfermedad; la enfermedad –afirmaba- no era un castigo divino, ni una intervención diabólica, sus causas eran naturales. La segunda, se debe a que era reacio a administrar fármacos, al menos en los trastornos simples; entiéndaseme bien: sólo en los trastornos simples, para los graves, una enfermedad infecciosa por ejemplo, no cabe duda que es imprescindible la quimioterapia.

El sufrimiento de una persona que padece una enfermedad reumática me ha conducido a profundas reflexiones sobre la terapéutica, porque ¿cuál es su tratamiento?, ¿qué la produce? Desgraciadamente, se ignora la etiología de muchas enfermedades reumáticas; alguien puede nacer con el riesgo de padecerla, pero un factor ambiental, la dieta, los hábitos de vida o un virus pueden desarrollarla. El propio término enfermedades reumáticas, obsoleto aunque todavía se usa de forma coloquial, tiende a desaparecer de la literatura médica; incluye a más de un centenar de afecciones que, por lo general, afectan a las articulaciones, tendones, ligamentos, huesos y músculos, y sus síntomas característicos son la inflamación y el dolor. Menciono algunas. Se ignora la causa de la artritis reumatoide, una enfermedad autoinmune que destruye, incapacita y deforma las articulaciones; también es una artritis la torturante gota, que se debe al depósito de cristales de sales del ácido úrico en las articulaciones. Se ignora la causa del lupus eritematoso sistémico, prototipo de enfermedad autoinmune –en la que el organismo produce anticuerpos contra sus propias células- que afecta a múltiples órganos. La artrosis es la enfermedad reumática más frecuente, especialmente entre los ancianos; se debe al desgaste del cartílago que protege los extremos de los huesos de una articulación; probablemente una artrosis en la zona baja de la espalda induzca los dolorosos lumbagos.

¿Cuál es el tratamiento para estas afecciones? Una vez diagnosticadas, aun en los casos incurables, se pueden paliar sus síntomas y mejorar la calidad de vida de los pacientes. Quizá minimizar la cantidad de fármacos, como recomendaba Hipócrates –sobre todo si se ignora la causa de las alteraciones-, sea un buen consejo; sin olvidar que el alivio del dolor constituye una obligación para cualquier médico: “En cualquier casa que entre, lo haré para bien de los enfermos” forma parte del juramento hipocrático que prestan los médicos antes de ejercer su profesión.

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