En
el año 1965 Arno Penzias y Robert Wilson descubrieron una curiosa radiación que
envuelve a la Tierra casi uniformemente desde cualquier dirección. Tiene las
características de la radiación de un emisor perfecto cuya temperatura fuese
doscientos setenta grados centígrados bajo cero (dos kelvin y siete décimas que
dirían los físicos). Se trata de microondas y su existencia es el argumento más
sólido a favor de la teoría del Big-bang con que cuentan los cosmólogos; no
sólo es la señal más antigua detectado -creemos que fue emitida inmediatamente
después del Big-bang inicial, hace trece mil ochocientos millones de años- sino
también la más distante puesto que viene de más allá de los cuásares, las más
remotas fuentes luminosas conocidas.
El
Big-bang no fue simplemente la explosión de un núcleo de materia en el seno de
un vasto espacio que estaba vacío, sino la explosión del espacio mismo; un espacio que no tiene borde exterior y está ocupado uniformemente por la materia.
Se trata de algo ajeno a nuestra experiencia cotidiana pues consideramos que la
cantidad de espacio entre las galaxias (que suponemos quietas) no permanece fijo,
sino aumenta. Una precisión: como ya habrá colegido el sorprendido lector la
dilatación del espacio no se aprecia en el sistema solar.
Los
físicos suponen que el plasma caliente que constituía el universo primitivo emitía
y absorbía radiación de igual forma que lo hace el plasma de la superficie del
Sol; y eso ocurriría hasta los cuatrocientos mil años tras el origen del
universo. En esa época la temperatura de la materia habría descendido hasta que los núcleos y electrones se hubiesen unido para formar átomos; desde
entonces, como apenas hay interacción entre la materia y radiación, ésta puede
volar por el espacio, conservando la imagen que el plasma ofrecía cuando la luz
interaccionó con él por última vez. Esta es la radiación que ahora observamos
como fondo cósmico, el telón delante del cual aparecen todos los astros. Emitida como radiación visible e infrarroja ahora la observamos como microondas porque ha sufrido un alargamiento,
como consecuencia de la expansión del universo, que ha multiplicado sus
longitudes de onda por mil quinientos.
Una
última reseña: si el universo fuera totalmente uniforme también lo sería el
fondo cósmico; no sucede así: se observan planetas, estrellas, galaxias,
cúmulos, heterogeneidades que deberían observarse en el fondo cósmico… como así
sucede. Los datos reales confirman la teoría, podemos estar tranquilos.
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