Los
antiguos marinos se valieron de la brújula para
orientarse en el mar; aunque nos cuesta un considerable esfuerzo mental recelar
de la estabilidad de los polos magnéticos, sabemos que no siempre han
estado donde los encontramos hoy, algunas veces el norte se muestra en el sur,
otras aparece en cualquier lugar, incluso puede hallarse duplicado. Que nadie
albergue dudas sobre la ubicación del norte geográfico, me refiero al norte
magnético, al lugar que señala la brújula.
Desde
hace más de un siglo los geofísicos observan un debilitamiento de la intensidad
del magnetismo terrestre; si continuara, dentro de un millar y medio de años se
anularía; aunque la anomalía probablemente sólo sea otro aspecto de su
variabilidad, no puede descartarse que presagie su inversión, un fenómeno que
ya ha ocurrido cientos de veces. Sabemos que los polos del
campo magnético terrestre pueden estar en dos lugares: el habitual, en el cual
las brújulas se dirigen al norte geográfico (al ártico) y el invertido en el
cual se dirigen hacia el sur. Cierto, durante un cuarto de millón de años –el tiempo
medio entre dos inversiones- el magnetismo del planeta se mantiene estable;
pero durante el tiempo que tarda en producirse la transición –de cuatro mil a
diez mil años–- aparecen inestabilidades. En las épocas estables –como
la actual- la Tierra se comporta como un imán permanente ligeramente inclinado
con respecto a su eje de rotación (técnicamente diríamos que constituye un
dipolo); pero durante la inversión pueden aparecer varios polos norte y sur en
cualquier lugar del globo. A falta de un conocimiento más profundo del
fenómeno, los científicos sospechan que la causa de las inversiones yace
escondida a tres mil kilómetros bajo el ilustrado lector, en el núcleo externo,
una masa de metal fundido que gira lentamente, aprisionada entre el manto de la
Tierra y el núcleo interno sólido; el movimiento –la convección- del hierro
líquido (cuyo volumen quintuplica con creces el volumen de la Luna) engendra el
campo magnético; en pocas palabras, si bien desconocen el mecanismo exacto del
funcionamiento los investigadores conjeturan que el núcleo externo se comporta
como una dinamo, el dispositivo que convierte la energía cinética de sus partes
móviles en energía magnética.
Sabemos
que el tiempo medio entre dos inversiones del campo magnético dura doscientos
cincuenta mil años y que la última inversión ocurrió hace setecientos ochenta mil,
por lo que sospechamos que una nueva inversión no tardará en producirse.
Receloso, me pregunto cuándo.
1 comentario:
Estimado amigo
1º En los últimos dos siglos, la intensidad del campo magnético terrestre ha disminuido, de media, alrededor del nueve por ciento.
2º Entre África y Sudamérica se ha formado una región (conocida como anomalía del Atlántico Sur) de menor intensidad magnética; sin embargo, el descenso entra dentro de lo que se consideran niveles de variación normales.
3º Hasta el momento se ignora el origen de la anomalía.
Saludos
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