Las
leyes de la física clásica, las que gobiernan la realidad, dejan de funcionar en
el reino de lo minúsculo; allí la lógica no sirve. El entrelazamiento cuántico
es uno de esos incomprensibles fenómenos que presentan las partículas que
componen la luz (los fotones) y la materia. Los físicos saben que la
polarización de los fotones puede ser diestra (D) o zurda (Z); y no importa el
significado de polarización ni de diestro o zurdo para la comprensión del
fenómeno: solamente nos interesa que, en que una colección de fotones al azar, hay
una mezcla de D y Z; y que podemos conseguir fotones exclusivamente Z o D de
una manera sencilla. Hasta aquí nada sorprendente; pero los físicos han
aprendido a obtener una pareja de fotones (el nombre técnico, entrelazamiento
cuántico, es lo de menos) harto curiosa: saben que el par consta de un D y un L,
aunque ignoran la polarización de cada uno, y también saben que si miden el
estado de uno (D o Z), automáticamente el estado del otro será el contrario (Z o
D). Todo sucede como si uno de los fotones le comunicara al otro la
polarización que debe adoptar; con la dificultad añadida que la comunicación es
instantánea y no importa cuál sea la distancia que separa ambos fotones.
En
2013 un nuevo experimento ha demostrado que el entrelazamiento cuántico también
puede hacerse cuando la separación entre partículas es temporal en vez de
espacial. En un principio los físicos produjeron dos fotones entrelazados (que llamaremos
1 y 2), y midieron la polarización del fotón 1 (que destruyeron). A
continuación, generaron otro par de fotones entrelazados (3 y 4) y entrelazaron
el fotón 3 con el superviviente de la primera pareja, el fotón 2. Al hacerlo, hallaron
que el estado del 4 siempre era el opuesto del 1. Dedujeron que ambos fotones (1
y 4) estaban entrelazados… a pesar de que el fotón 1 ya no existía.
¿La
utilidad práctica? Por ahora ninguna. El famoso científico, Michael Faraday,
contestó de esta manera a un político: “Señor, yo no sé lo que es útil. Pero de
una cosa estoy completamente seguro, algún día va a cobrar impuestos por
esto". Y recuerde el lector ingenuo que los generadores, que producen más
del noventa y cinco por ciento de la energía eléctrica actual, se basan en los
experimentos de Faraday.
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