La
datación de las rocas y el estudio de los fósiles encontrados en unos estratos depositados
hace quinientos treinta millones de años, en el período Cámbrico, sorprendió
a la comunidad científica. ¿Por qué? Habían descubierto que toda la biosfera
moderna nació en un breve lapso de tiempo: unos cinco millones de años. Apenas
se conservan unas insignificantes conchas de toda la biosfera anterior; sin
embargo, después de unos pocos millones de años habían aparecido representantes de
todo el reino animal: esponjas, celentéreos (corales), gusanos, moluscos,
artrópodos (antepasados de los insectos y crustáceos), equinodermos, hasta un
antecesor de los vertebrados; en total veinticinco planes anatómicos
diferentes. En los más de quinientos millones de años venideros la biosfera no
aportará un diseño nuevo, no hará más que retocar lo inventado.
El
acontecimiento ha merecido el apelativo de Big-Bang de la evolución por lo
repentino, y, por lo inexplicable ha ganado la reputación de constituir la
mayor paradoja de la evolución. En el pasado, los biólogos, con Darwin a
la cabeza, consideraron que el salto no era real, que se debía a que faltaban
fósiles. Sin embargo, el aumento del registro fósil ha verificado la brusquedad
del tránsito. Las preguntas que se plantean los paleontólogos son apasionantes.
¿Había algo diferente en el Cámbrico? ¿Pudo deberse la aceleración
evolutiva a alguna alteración súbita en el ambiente? Varias pistas apuntan a los
sospechosos; y el cambio climático es una de las hipótesis más convincentes.
Más interrogantes. ¿Dónde están los antecesores de esa fauna? ¿Por qué no hay
diseños nuevos desde entonces? ¿Por qué se extinguió la mayoría de los diseños?
Sobre alguna de estas cuestiones vuela la idea del profesor Gould. “Si nos
enfrentamos sin prejuicios a la fauna del Cámbrico Inicial, hemos de admitir
que no tenemos evidencia alguna de que los perdedores fueran sistemáticamente
inferiores en diseño adaptativo a los que sobrevivieron.” Simplemente, tuvieron
mala suerte; el omnipresente azar otea sobre la historia de la vida, una vez
más.
El
espabilado lector habrá comprobado que ignoramos muchas respuestas, pero lo que
está fuera de discusión es que, a partir de ese momento, la vida tuvo sobrada materia
prima para sus experimentos. Si las bacterias eran eficacísimas máquinas
químicas, las células animales constituían admirables máquinas morfogenéticas
cuyos descendientes, en sólo trescientos millones de años, habían colonizado
los continentes y la atmósfera; con todo, la biosfera nunca volverá a disfrutar
de tanta diversidad anatómica como la que tuvo durante ese excepcional período.
1 comentario:
Estimado amigo
Existen varias hipótesis, ninguna concluyente, para explicar la causa de la explosión cámbrica. Sólo te menciono algunas: la aparición de la predación, el aumento de la concentración de oxígeno, cambios climáticos extremos.
Saludos cordiales
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