sábado, 3 de agosto de 2013

Límites


Un desconocido erudito hindú, de hace tres mil o tres mil quinientos años, dejó el primer testimonio escrito de duda filosófica:

“Después de todo, ¿quién sabe?, ¿quién podría decir
de dónde vino todo y cómo ocurrió la creación?
Los mismos dioses son posteriores a la creación.
Por tanto, ¿quién puede saber realmente de dónde surgió?
¿Dónde tuvo su origen la creación entera?
¿Fue formada por alguien o acaso no lo fue?
Aquel que todo lo contempla desde el más alto cielo,
sólo él podría saberlo, pero quizá ni siquiera él lo sabe.”

Cierto, los humanos no sabemos y queremos saber, para ello, a pesar de la enorme diferencia entre nuestras capacidades y la realidad que nos afecta, el científico examina lo muy grande y lo muy pequeño, lo lento y lo rápido, lo caliente y lo frío (los fenómenos de altas energías y los de bajas), los objetos que tienen muchos componentes (cumplen leyes estadísticas) y los de pocos (manifiestan increíbles efectos cuánticos), las conexiones entre los componentes y todas las demás circunstancias que pueda idear. Algunas veces halla los límites en su cuerpo: no disponemos de sentidos para detectar el magnetismo, como hacen algunas aves y algún mamífero marino, ni percibimos la electricidad, como los tiburones; algunos insectos ven la luz ultravioleta y los calamares incluso la luz polarizada, nosotros sólo vemos las radiaciones electromagnéticas cuya longitud de onda está comprendida entre trescientos ochenta y setecientos sesenta nanómetros; los elefantes perciben infrasonidos y los murciélagos y delfines ultrasonidos, los humanos únicamente oímos las ondas sonoras comprendidas entre veinte y veinte mil hertzios. La naturaleza también nos impone trabas: el humano contemporáneo todavía no ha asimilado una limitación que se relaciona más con la técnica que con la ciencia: el carácter finito de los recursos naturales de la Tierra: el agua limpia merma, cambia la composición de una atmósfera que cada vez se nota más sucia, el suelo se erosiona (un sinónimo de desaparece), algunos minerales comienzan a escasear, se pierden especies de seres vivos. Sí, el universo abarca desde las gigantescas galaxias hasta las minúsculas partículas subatómicas, sin embargo, la tecnología de lo ínfimo -la nanotecnología- y de lo gigantesco -la terraformación de planetas- pertenece al futuro. Tal vez llegue un día en el que se conviertan en realidad. Mientras, protejamos la familia humana, cuidemos nuestro hogar planetario y amemos el saber, ¿hay algo más noble?


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