sábado, 13 de julio de 2013

Extinciones cíclicas de seres vivos

Sin duda el lector naturalista sabe que el número de especies de seres vivos es muy grande –varios millones-, que constantemente se están extinguiendo y formando especies, y que vivimos en el momento de mayor diversidad biológica de la historia de la Tierra; pero ¿se ha preguntado alguna vez si el número total de seres vivos terrestres permanece invariable, si sigue alguna pauta periódica, o si crece o decrece uniformemente? Robert Rhode y Richard Muller lo hicieron: emplearon métodos estadísticos para estudiar la biodiversidad (definida como el número de géneros de seres vivos) durante los últimos quinientos cuarenta millones de años (desde la aparición de los animales con conchas): hallaron que aumenta y disminuye siguiendo dos ciclos, uno de sesenta y dos millones de años y otro de ciento cuarenta millones. Merece la pena resaltar otras conclusiones del estudio: las disminuciones de la biodiversidad son abruptas, mientras que las recuperaciones lentas; en algunos períodos aparecen fluctuaciones adicionales de treinta millones de años; y una última secuela, las cinco grandes extinciones masivas de seres vivos, sucedidas durante este intervalo de tiempo, coinciden con fases decrecientes del ciclo de sesenta y dos millones de años, lo que indica que debe haber una relación entre ambos fenómenos, no obstante las cinco extinciones no muestran periodicidad.

Una vez identificadas las regularidades cabe interrogarnos por sus causas. Ya se han propuesto diferentes hipótesis astronómicas para explicar las variaciones de la biodiversidad, aunque todavía no se ha descartado que los ciclos se deban a fallos en la detección de los fósiles. En el transcurso de su órbita en la galaxia, el Sol atraviesa repetidamente los brazos espirales que albergan multitud de nubes moleculares y acogen a numerosas supernovas; aquéllas desestabilizan la nube de Oort (el conjunto de astros que se hallan más allá de la órbita de Plutón), lo que desencadena una lluvia de cometas que afectaría a la Tierra; y éstas ocasionan un aumento en la intensidad de rayos cósmicos, que afectan a la capa de ozono y al clima terrestre. El Sol también atraviesa el plano de la galaxia periódicamente: la fuerza de marea gravitatoria, mayor en el plano galáctico que fuera de él, perturba la nube de Oort con las consecuencias mencionadas. Que las fluctuaciones en la biodiversidad estén relacionadas con alguno de estos fenómenos astronómicos parece una hipótesis plausible; sin embargo, como el astuto lector habrá adivinado, falta mucha investigación por hacer.

3 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

El recorrido que sigue el Sol alrededor de la Vía Láctea es una combinación de dos curvas: una onda sinusoidal que atraviesa el plano galáctico varias veces, mientras viaja en una trayectoria elíptica alrededor del centro galáctico.

Conviene precisar un par de cuestiones: primera: ignoramos cuántas veces (cuatro, cinco, seis) la trayectoria del Sol se halla bajo el plano galáctico en cada órbita; segunda, no es un número entero, por lo que al término del año galáctico no estaríamos en la misma fase de la onda.

Cordiales saludos
Epi

C. Armesto dijo...

Estimada amiga

Utilizaré palabras técnicas para identificar las cinco grandes extinciones masivas de seres vivos del eón Fanerozoico: 1ª Ordovícico-Silúrico, 2ª Devónico-Carbonífero, 3ª Pérmico-Triásico, 4ª Triásico-Jurásico, 5ª Cretácico-Terciario.

En estos cinco episodios desaparecieron más la mitad de las especies vivientes en un intervalo de tiempo relativamente pequeño (en términos geológicos).

Saludos cordiales
Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Existen varias posibles causas, astronómicas unas geológicas otras, para las extinciones sin que por el momento podamos asegurar cuál es la hipótesis cierta.

Saludos coridales
Epi