Una casa se construye
con cemento y ladrillos, o sea, mayoritariamente con átomos de oxígeno, silicio
y aluminio; no sucede lo mismo con los seres vivos. Si nos fijásemos en la
materia viva comprobaríamos que noventa y nueve átomos, de cada cien, son de
hidrógeno, oxígeno, carbono y nitrógeno. ¿De dónde proceden? Los dos primeros
del agua; las plantas extraen el tercero de la atmósfera cuando absorben el
dióxido de carbono; falta el cuarto, ¿cómo conseguimos nitrógeno? Aparentemente
nadie puede tomarlo del enorme depósito de la atmósfera (donde es el componente
mayoritario), porque se trata de un elemento al que le cuesta sobremanera
unirse con otros. Entonces, ¿cómo llega a los seres vivos?, porque cada año se
incorporan a la biosfera unas doscientas setenta millones de toneladas de
nitrógeno, de las cuales, si bien la industria aporta ochenta, y los rayos, las
erupciones volcánicas y los fuegos, veinte, los seres vivos proporcionan la
mayoría, ciento setenta. Los químicos ya han elucidado la senda que siguen los
seres vivos para captarlo: combinan el nitrógeno atmosférico con el hidrógeno,
para dar amoniaco que pueden incorporar; se trata de una labor costosa y
delicada, pues al hacerla consumen mucha energía y necesitan nitrogenasa, una
enzima que el oxígeno destruye con facilidad. Sí, la fijación biológica del
nitrógeno desempeña un papel esencial: mantiene más o menos invariable la
cantidad del elemento en la biosfera, al recuperar el que se pierde por descomposición
de la materia orgánica.
Ni los vegetales, ni
los animales ni los hongos son capaces de fijar el indispensable nitrógeno atmosférico.
¿Qué seres vivos lo hacen? Unas bacterias y algunas arqueas (microorganismos parecidos
a las bacterias): concretamente, las bacterias del suelo, -que se asocian con las
raíces de algunas plantas, la mayoría legumbres-, las cianobacterias del océano
y de las aguas dulces, y las cianobacterias -que se asocian con hongos (para formar
líquenes) o con algunos vegetales-. El agricultor astuto aprovechará esta
facultad si siembra soja, guisante, alubia, trébol o alfalfa, porque estos
cultivos enriquecen el suelo con el nitrógeno que obtienen directamente de la
atmósfera.
El lector emprendedor
seguro que ya habrá adivinado el interés económico. Si los investigadores consiguieran
que las bacterias fijadoras del nitrógeno se estableciesen en todos los vegetales
que consumimos los humanos… se eliminaría la necesidad de usar fertilizantes
nitrogenados. ¡Buen negocio!
5 comentarios:
Estimado amigo
Nos alimentamos con poco más de cien especies de plantas; de las más de diez mil comestibles.
Saludos cordiales
Epi
Estimado amigo
Fertilizantes NPK es sinónimo de abonos que contienen nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K).
Saludos
Epi
Estimado amigo
El nitrógeno molecular del aire es muy inerte, y por ello es difícil que reaccione con algo. Únicamente las enzimas bacterianas nitrogenasas son capaces de romper el nitrógeno molecular y combinarlo con el hidrógeno, para sintetizar amoniaco, con el que formar los aminoácidos.
Saludos
Estimado amigo
La alfalfa no es un cereal es una leguminosa (como los garbanzos y lentejas) que se usa habitualmente para pasto del ganado; antes era el alimento tradicional de las caballerías.
Saludos
Estimado amigo
1º Un género de bacterias llamadas Rhizobium, que fijan el nitrógeno atmosférico, forman una simbiosis (asociación) ejemplar con las plantas leguminosas.
2º Los alisos, unos árboles que proliferan en los lugares húmedos y que hallamos fácilmente en España, no son leguminosas; pero también se asocian con bacterias fijadoras del nitrógeno atmosférico (en este caso del género Frankia).
Saludos
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