sábado, 9 de marzo de 2013

Fijación del nitrógeno atmosférico: abono gratuito


Una casa se construye con cemento y ladrillos, o sea, mayoritariamente con átomos de oxígeno, silicio y aluminio; no sucede lo mismo con los seres vivos. Si nos fijásemos en la materia viva comprobaríamos que noventa y nueve átomos, de cada cien, son de hidrógeno, oxígeno, carbono y nitrógeno. ¿De dónde proceden? Los dos primeros del agua; las plantas extraen el tercero de la atmósfera cuando absorben el dióxido de carbono; falta el cuarto, ¿cómo conseguimos nitrógeno? Aparentemente nadie puede tomarlo del enorme depósito de la atmósfera (donde es el componente mayoritario), porque se trata de un elemento al que le cuesta sobremanera unirse con otros. Entonces, ¿cómo llega a los seres vivos?, porque cada año se incorporan a la biosfera unas doscientas setenta millones de toneladas de nitrógeno, de las cuales, si bien la industria aporta ochenta, y los rayos, las erupciones volcánicas y los fuegos, veinte, los seres vivos proporcionan la mayoría, ciento setenta. Los químicos ya han elucidado la senda que siguen los seres vivos para captarlo: combinan el nitrógeno atmosférico con el hidrógeno, para dar amoniaco que pueden incorporar; se trata de una labor costosa y delicada, pues al hacerla consumen mucha energía y necesitan nitrogenasa, una enzima que el oxígeno destruye con facilidad. Sí, la fijación biológica del nitrógeno desempeña un papel esencial: mantiene más o menos invariable la cantidad del elemento en la biosfera, al recuperar el que se pierde por descomposición de la materia orgánica.
Ni los vegetales, ni los animales ni los hongos son capaces de fijar el indispensable nitrógeno atmosférico. ¿Qué seres vivos lo hacen? Unas bacterias y algunas arqueas (microorganismos parecidos a las bacterias): concretamente, las bacterias del suelo, -que se asocian con las raíces de algunas plantas, la mayoría legumbres-, las cianobacterias del océano y de las aguas dulces, y las cianobacterias -que se asocian con hongos (para formar líquenes) o con algunos vegetales-. El agricultor astuto aprovechará esta facultad si siembra soja, guisante, alubia, trébol o alfalfa, porque estos cultivos enriquecen el suelo con el nitrógeno que obtienen directamente de la atmósfera.
El lector emprendedor seguro que ya habrá adivinado el interés económico. Si los investigadores consiguieran que las bacterias fijadoras del nitrógeno se estableciesen en todos los vegetales que consumimos los humanos… se eliminaría la necesidad de usar fertilizantes nitrogenados. ¡Buen negocio!

5 comentarios:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Nos alimentamos con poco más de cien especies de plantas; de las más de diez mil comestibles.

Saludos cordiales
Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

Fertilizantes NPK es sinónimo de abonos que contienen nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K).

Saludos
Epi

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

El nitrógeno molecular del aire es muy inerte, y por ello es difícil que reaccione con algo. Únicamente las enzimas bacterianas nitrogenasas son capaces de romper el nitrógeno molecular y combinarlo con el hidrógeno, para sintetizar amoniaco, con el que formar los aminoácidos.

Saludos

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

La alfalfa no es un cereal es una leguminosa (como los garbanzos y lentejas) que se usa habitualmente para pasto del ganado; antes era el alimento tradicional de las caballerías.

Saludos

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

1º Un género de bacterias llamadas Rhizobium, que fijan el nitrógeno atmosférico, forman una simbiosis (asociación) ejemplar con las plantas leguminosas.

2º Los alisos, unos árboles que proliferan en los lugares húmedos y que hallamos fácilmente en España, no son leguminosas; pero también se asocian con bacterias fijadoras del nitrógeno atmosférico (en este caso del género Frankia).

Saludos