Algunos
lectores sabrán que la oxitocina es la hormona que se encarga de acelerar las
contracciones uterinas de una madre durante el parto; sin embargo, ignorarán
que también interviene en otras circunstancias.
La
confianza es indispensable en la familia y la amistad, pero también en las
transacciones mercantiles y en la organización de las sociedades. Amigo lector,
cada día confías en
desconocidos: en tu vendedor de bebidas (que no te envenene) o en el
conductor que te transporta. Los humanos sobre todo quienes
viven en las ciudades están mucho tiempo con
extraños, ¿por qué evitamos a unos y nos
sentimos seguros con otros? Para
medir la confianza, Paul Zak utilizó un juego en el que los participantes invierten
dinero; intervinieron dos grupos de estudiantes, uno olió oxitocina, el otro un
placebo. Los investigadores hallaron que los participantes del primer grupo invirtieron
más que los del segundo: la oxitocina había aumentado la tendencia a confiar en extraños. Entender estas relaciones presenta un interés indudable:
cantidades bajas de oxitocina son útiles para que una persona sea prudente; también
lo son las cantidades altas, para permitir que un individuo perdone y olvide,
mantenga relaciones sociales y bienestar mental. ¿Aprecia el
lector ingenuo las consecuencias perversas? Pregúntese qué sucedería si los
timadores, los comerciantes desaprensivos o los políticos sin escrúpulos poseyeran
aspersores de esta singular hormona.
La
oxitocina también interviene en la vinculación (interprétese como sinónimo de amor
o afecto) entre individuos: no sólo entre la madre y su hijo, sino también
entre cónyuges y amigos. Fijémonos en dos especies fisiológicamente casi
idénticas con comportamientos opuestos: mientras el ratón de campo conserva su
pareja la mayor parte de su vida, el ratón de montaña se aparea con hembras
diferentes; los biólogos hallaron que aquéllos tienen más receptores de
oxitocina que éstos.
Sabemos
que las heridas de los hámsters que viven en grupo sanan antes que las de los
individuos aislados, también que las personas con mascotas se recuperan más
rápidamente de sus heridas, los casados viven más tiempo que los solteros, y que
el adicto se recupera más eficazmente en una comunidad que solitario. ¿Se
deberá a que fabrican mayores cantidades de oxitocina? Después de todo, esta peculiar
sustancia disminuye la cantidad de hormonas de la corteza de las glándulas
suprarrenales inductoras de estrés.
Añadiré,
por último, que la oxitocina aumenta la libido; por razones obvias recomiendo
al lector hedonista que, cuando esté ocupado en tales menesteres, no se
distraiga pensando en esta amorosa molécula.
1 comentario:
Estimado amigo
Cierto, es verdad que muchas, sino todas las habitualmente llamadas drogas se parecen a alguno de los neurotransmisores del cerebro; en el caso que nos ocupa parece haber alguna relación entre el alcohol y la oxitocina. Según una investigación de Ian Mitchell, algunos efectos de ambas son comunes, aunque oxitocina y alcohol se dirigen a diferentes receptores en el cerebro: el consumo frecuente de uno (algunas copas de más) o de la otra (inhalándola por la nariz mediante un aspersor) provoca agresividad y desinhibición.
Saludos
Epi
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