Lúdico
lector ¿alguna vez has ido a la playa a jugar con la arena? La próxima vez que
lo hagas recuerda que, dentro de unos cuantos cientos de millones de años, esa
arena que pisas probablemente se habrá convertido en una roca sedimentaria. La
arena, con la que tal vez construiste un castillo, está constituida por milimétricos
pedacitos de rocas que los geólogos llaman sedimentos; sedimentos que también
pueden estar hechos con barro, piedras o polvo; y se tarda mucho tiempo, millones
de años, pero si los sedimentos se pegan entre sí, formarán una roca,
concretamente una sedimentaria, que el naturalista aficionado notará habitualmente
dispuesta en capas. No, no todas las rocas sedimentarias se forman con los
fragmentos de otras rocas, también las hay que lo hacen con sedimentos
especiales: depósitos formados por sales disueltas previamente en el agua de
mar, o mineralización de restos y esqueletos de seres vivos ya desaparecidos; y
no debemos olvidar que los geólogos consideran rocas sedimentarias a las
arcillas y al carbón.
El
lector astuto ya habrá deducido que estamos tratando con materias primas
abundantemente usadas: los carbones, como combustible; la arcilla para la obtención
de ladrillos, tejas, baldosas, azulejos o loza; la caliza, para hacer cemento; del
yeso sobra comentario; los áridos (gravas y arenas) se emplean en la
construcción; la arena para la fabricación de vidrios; y, por último, señalo las
formaciones bandeadas de hierro, unos yacimientos que constituyen la mena
principal para la obtención del metal.
No
sólo aprecio a las rocas sedimentarias por su utilidad, o porque cubren más de
las tres cuartas partes de la superficie del planeta, o porque no las desmerece
el pequeño volumen que ocupan cuando se las compara con las otras rocas; pues
las ígneas y, en menor cantidad, las metamórficas, constituyen la mayor parte
de la corteza terrestre. Me gustan porque, algunas veces, los fósiles quedan
preservados en ellas y los restos petrificados de seres vivos nos muestran cómo
eran los animales y plantas extintos: es más, podemos considerar estas rocas como
registros de ambientes ya desaparecidos. Amigo lector, si nunca descubriste un
fósil cuando paseabas feliz por una senda de montaña y te paraste emocionado a verlo,
a tocarlo, a trasladarte con la imaginación al remoto pasado… ¡no sabes lo que
te pierdes!
3 comentarios:
Estimada amiga
Depende de la clase de rocas que existan en los lugares por donde pasees pues encontrar o no fósiles; no los hallarás si las rocas son volcánicas (basaltos) o plutónicas (granitos). Yo los he hallado en Picos de Europa (calizas), en Pirineos (calizas) y en la zona del nacimiento del Sil, afluente del Miño (pizarras), sin buscarlos apenas.
Saludos cordiales
Epi
Estimado amigo
El ámbar es una resina (por tanto, una sustancia vegetal) fósil; como es lógico, dependiendo del vegetal original su composición será diferente.
Saludos
Estimado amigo
La tierra de diatomeas (diatomita) también se considera una roca sedimentaria que está formada por los restos de las paredes celulares de las algas diatomeas; restos de sílice que podemos considerar como microfósiles.
Sí, la puedes comprar.
Saludos
Publicar un comentario