sábado, 8 de enero de 2011

Conductas fantasmales

     Cualquier culto lector sabe que la Tierra, además de moverse alrededor del Sol, rota alrededor de su eje. Por analogía, sospechará que un electrón ligado a un átomo girará alrededor del núcleo y también sobre sí mismo. Comprendemos el primer giro, pero no el segundo, porque un electrón es una partícula puntual y los puntos no pueden rotar alrededor de sí; sin embargo, la existencia de ambos giros está confirmada por experimentos contundentes. ¿Qué hacer? Los físicos han definido una magnitud, el momento angular, para expresar en términos numéricos, la cantidad de giro que presenta cualquier cuerpo; y han comprobado que todas las partículas elementales, aunque se consideren puntos, tienen un momento angular (un espín), análogo al movimiento de rotación de la Tierra alrededor de su eje, que nadie es capaz de imaginar. Y eso no es todo, las partículas de la naturaleza presentan sólo dos tipos de comportamiento, según cual sea el valor de su espín: el normal y el fantasmal (los físicos, inigualables aguafiestas, prefieren llamar fermiones a las que muestran el primer comportamiento y bosones a las otras, pero el nombre es lo de menos); añadiré, para satisfacer al lector meticuloso, que el valor del espín de éstos es un número entero (o cero), y el de aquéllos un número semientero.

     Preguntémonos ahora en qué consiste la diferencia entre ambas conductas. Cada una de las partículas normales ocupa un lugar, en cambio todas las partículas fantasmales caben en un mismo lugar. ¿Sorprendido el lector? ¿No? Lea de nuevo el último párrafo (y ruego al lector riguroso que me disculpe, porque he sustituido el término estado energético por lugar). El espín de las partículas materiales es un número semientero, por eso se comportan habitualmente como estamos acostumbrados; pero a veces, en circunstancias excepcionales, se asocian por parejas. ¡Ay si se asocian por parejas! Entonces las partículas materiales se comportan como los fantasmas (porque la suma de dos números semienteros da un número entero), y ya se sabe que la conducta de tales seres resulta extraordinaria: recuerden si no, las fascinantes e increíbles propiedades de los superfluidos y de los superconductores.

     Aunque comprendo la estupefacción del lector, le recomiendo que no se deje llevar por el entusiasmo y sobrevalore el exotismo de las partículas fantasmales, después de todo, los fotones de luz se comportan siempre de esta manera, y estamos acostumbrados a ellos. ¡Tampoco hay que exagerar!

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