Excepto
en los cuentos de hadas, un sapo no se convertirá en príncipe por más ósculos
que reciba de una mujer; aclarado el asunto, añadamos que las ranas pueden
transformarse en aliados principescos en la batalla contra las bacterias resistentes
a los antibióticos que amenazan a millones de personas.
En
trescientos millones de años, las ranas han tenido tiempo sobrado para aprender
a defenderse de los microbios patógenos que viven en los charcos y cursos de
agua sucia, su ambiente habitual. Así lo han entendido los científicos que han hallado,
en la piel de estos anfibios, sustancias que podrían ser la base de una nueva
generación de antibióticos; concretamente, los investigadores han identificado
más de un centenar de posibles sustancias bactericidas en distintas especies; una
de ellas, hallada en la rana de patas amarillas, antaño común en California,
pero ahora en peligro de extinción, mata a la superbacteria Staphylococcus
aureus resistente a los medicamentos (SARM), que se encuentra en los hospitales;
otra, suprime la infección resistente a los medicamentos, que se ha detectado
en los soldados que estuvieron en Irak. Sin embargo, no podemos echar las
campanas al vuelo; en los ensayos clínicos, estos antibióticos potenciales o
son destruidos en la circulación sanguínea o resultan tóxicos para el organismo.
Debo resaltar que, de las aproximadamente cinco mil especies de ranas (y sapos)
que existen, muchas -que pueden contener medicinas valiosas- están en peligro de
extinción.
La
piel de los anfibios contiene multitud de glándulas, unas secretan un mucus
fungicida y bactericida; y otras producen venenos como defensa. Ya hemos
comentado las secreciones de las primeras, continuemos con los productos de las
segundas: mientras que muchas especies de sapos contienen bufotenina, el sapo
del desierto de Sonora produce, además, 5-MeO-DMT, si añadimos que ambos compuestos
son tóxicos y alucinógenos, comprenderemos que las brujas hayan usado la piel
de sapo para preparar pócimas con las que alegrar sus juergas nocturnas –quiero
decir sus aquelarres-, y que la ingestión de sapos mate a perros, gatos o a los
humanos que se excedieron en la dosis. Existen otras ranas, las veneno de dardo
o punta de flecha, de Centroamérica y América del Sur, cuyo nombre ya indica el
uso que le dan los nativos; la rana dardo dorada es el vertebrado más venenoso
del mundo, incluso supera a las temibles serpientes; un miligramo de batracotoxina,
la dosis que habitualmente lleva, es suficiente para matar entre diez y veinte personas.
2 comentarios:
Estimado amigo
Sí es muy venenosa la batracotoxina, incluso más que el famoso curare, también empleado por los indígenas sudamericanos en sus flechas.
Saludos
Estimado amigo
Un par de datos te ayudarán a apreciar el problema:
La bacteria estafilococo áureo es el agente causante principal de las infecciones intrahospitalarias (nosocomiales).
Más del ochenta por ciento de las cepas de S. aureus son resistentes a penicilina.
Saludos
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