Las enfermedades causadas por los
gusanos parásitos (los helmintos) siguen siendo una lacra mundial. Los datos
apabullan: más de trescientos millones de personas padecen esquistosomiasis,
una cifra similar tiene filariasis, la oncocercosis es una de las causas más
importantes de ceguera; uno de cada tres humanos tiene nematodos intestinales.
Desde el alba de los tiempos la humanidad ha contemplado este sombrío panorama,
por lo que resulta difícil imaginar que estos gusanos pudieran reportar algún
beneficio.
Descubrimientos recientes han modificado
esta valoración: se ha observado que los niños infectados con gusanos
intestinales tienen menos enfermedades alérgicas que los no infectados; también
que, cuando reciben tratamiento antiparasitario, aumenta su sensibilidad
alérgica. Por si fuera poco, se comprobó que los infantes infectados con un
gusano (el Schistosoma hematobium) desarrollan menos reacciones alérgicas al
polvo que los no infectados. Los adultos también fueron sujetos de
investigación: se administraron huevos de un gusano (el Tricuris suis) a siete pacientes
con enfermedad inflamatoria intestinal, y se obtuvo la curación de seis de
ellos. Se aplicó el tratamiento a enfermos de colitis ulcerosa y también a
pacientes con enfermedad de Crohn (otra grave inflamación intestinal) con
resultados esperanzadores: entre los primeros, mejoró el sesenta por ciento de
los sujetos; de los segundos, se curaron completamente veintiuno de
veintinueve. Los gusanos parásitos no sólo podrían tener aplicaciones
terapéuticas en las enfermedades inflamatorias intestinales, la alergia y el
asma, sino también en las enfermedades autoinmunes. Científicos de la
Universidad de Nottingham –conocedores de que el número de enfermos de
autoinmunidad en una población disminuye, cuanto mayor sea el número de infectados
por parásitos intestinales- han desarrollado una terapia para impedir el avance
de la esclerosis múltiple (una devastadora enfermedad autoinmunitaria):
inoculan helmintos al paciente; consiguen con ello regular su respuesta inmune,
reducir la inflamación y disminuir el daño en los tejidos.
Se comienza a vislumbrar el mecanismo
que hace posible esta inusual terapia. Los helmintos intestinales, para
sobrevivir, generan enzimas capaces de modificar el sistema inmune del ser en
que residen; concretamente, estimulan a unas células T para que produzcan
sustancias reguladoras. A estos procesos, perfectamente documentados desde hace
mucho tiempo, no se les había encontrado utilidad; ahora, se han convertido en
un importante campo de investigación. Intrigado, el escritor se pregunta, ¿fueron
unos asquerosos gusanos quienes protegieron al hombre de las terribles
enfermedades autoinmunitarias durante toda la historia?
1 comentario:
Estimado amigo
El término gusano no tiene valor filogenético (no hay parentesco biológico entre los diferentes gusanos).
Hay muchas variedades de gusanos: los platelmintos y los nematodos (ambos agrupados bajo el término helmintos) son muy distintos de los anélidos (los gusanos marinos, las lombrices de tierra y las sanguijuelas).
Saludos de Epi
Publicar un comentario