sábado, 8 de mayo de 2010

Un gusano podría curarte el sistema inmunitario


Las enfermedades causadas por los gusanos parásitos (los helmintos) siguen siendo una lacra mundial. Los datos apabullan: más de trescientos millones de personas padecen esquistosomiasis, una cifra similar tiene filariasis, la oncocercosis es una de las causas más importantes de ceguera; uno de cada tres humanos tiene nematodos intestinales. Desde el alba de los tiempos la humanidad ha contemplado este sombrío panorama, por lo que resulta difícil imaginar que estos gusanos pudieran reportar algún beneficio.

Descubrimientos recientes han modificado esta valoración: se ha observado que los niños infectados con gusanos intestinales tienen menos enfermedades alérgicas que los no infectados; también que, cuando reciben tratamiento antiparasitario, aumenta su sensibilidad alérgica. Por si fuera poco, se comprobó que los infantes infectados con un gusano (el Schistosoma hematobium) desarrollan menos reacciones alérgicas al polvo que los no infectados. Los adultos también fueron sujetos de investigación: se administraron huevos de un gusano (el Tricuris suis) a siete pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal, y se obtuvo la curación de seis de ellos. Se aplicó el tratamiento a enfermos de colitis ulcerosa y también a pacientes con enfermedad de Crohn (otra grave inflamación intestinal) con resultados esperanzadores: entre los primeros, mejoró el sesenta por ciento de los sujetos; de los segundos, se curaron completamente veintiuno de veintinueve. Los gusanos parásitos no sólo podrían tener aplicaciones terapéuticas en las enfermedades inflamatorias intestinales, la alergia y el asma, sino también en las enfermedades autoinmunes. Científicos de la Universidad de Nottingham –conocedores de que el número de enfermos de autoinmunidad en una población disminuye, cuanto mayor sea el número de infectados por parásitos intestinales- han desarrollado una terapia para impedir el avance de la esclerosis múltiple (una devastadora enfermedad autoinmunitaria): inoculan helmintos al paciente; consiguen con ello regular su respuesta inmune, reducir la inflamación y disminuir el daño en los tejidos.

Se comienza a vislumbrar el mecanismo que hace posible esta inusual terapia. Los helmintos intestinales, para sobrevivir, generan enzimas capaces de modificar el sistema inmune del ser en que residen; concretamente, estimulan a unas células T para que produzcan sustancias reguladoras. A estos procesos, perfectamente documentados desde hace mucho tiempo, no se les había encontrado utilidad; ahora, se han convertido en un importante campo de investigación. Intrigado, el escritor se pregunta, ¿fueron unos asquerosos gusanos quienes protegieron al hombre de las terribles enfermedades autoinmunitarias durante toda la historia?

1 comentario:

C. Armesto dijo...

Estimado amigo

El término gusano no tiene valor filogenético (no hay parentesco biológico entre los diferentes gusanos).
Hay muchas variedades de gusanos: los platelmintos y los nematodos (ambos agrupados bajo el término helmintos) son muy distintos de los anélidos (los gusanos marinos, las lombrices de tierra y las sanguijuelas).

Saludos de Epi