sábado, 29 de mayo de 2010

Inimaginable inundación en el Mediterráneo


La Comisión Internacional para la Exploración Científica del Mediterráneo contabilizó unas quinientas especies procedentes de hábitats tropicales que están colonizando el Mare Nostrum; la sobreexplotación pesquera, la degradación ecológica y el cambio climático son algunas de las causas por las que algas, peces, crustáceos y moluscos exóticos invaden el Mediterráneo y amenazan las especies autóctonas. La mayoría salieron del Mar Rojo y cruzaron el Canal de Suez, unos pocos llegaron por Gibraltar, el estrechísimo canal de catorce kilómetros que une el Mediterráneo con el resto de los océanos. Leía estos datos y meditaba sobre los cambios que se producen continuamente en nuestro planeta; uno de los más relevantes consistió en la desaparición de un mar. ¿Un mar? ¡Ni más ni menos!
A finales del siglo XX, los geólogos iniciaron un estudio del subsuelo del estrecho de Gibraltar. ¿Su objetivo? La construcción del túnel que unirá África a Europa. Sus resultados sumieron a los científicos en estupor: habían hallado un gran canal, un surco de varios cientos de metros de profundidad, relleno de sedimentos, en el estrecho. ¿Qué había sucedió en el pasado? ¿Quién lo había provocado? Daniel García-Castellanos y un grupo de científicos hallaron la respuesta. Hace unos cinco millones de años y medio un levantamiento tectónico elevó el estrecho: el mar Mediterráneo quedó aislado de los océanos y se desecó casi por completo; un homínido que viajara por la región apenas hallaría unos pocos lagos salinos situados en las partes más profundas. Trescientos cincuenta mil años después, -y como consecuencia del hundimiento tectónico de Gibraltar-, las aguas del Atlántico volvieron circular de nuevo a través del estrecho. El desnivel entre el océano y la cuenca seca del mar, de unos mil metros, desencadenó la mayor inundación terrestre que se conoce. Las aguas, al penetrar abruptamente en el Mediterráneo, erosionaron lo que ahora es el fondo marino y, como consecuencia, formaron un canal, que atraviesa el estrecho, de magnitud insospechada: medio kilómetro de profundidad, hasta ocho de anchura, y una extensión aproximada de doscientos kilómetros. La inundación que llenó el Mediterráneo fue muy corta: dos años, a un increíble ritmo de diez metros diarios de subida del nivel del mar. Más que una enorme cascada, el descenso del agua desde el Atlántico hasta el Mar de Alborán, debió consistir en un gigantesco rabión –con un caudal mil veces superior al del río Amazonas- circulando a cientos de kilómetros por hora. ¡Qué espectáculo! ¡Qué pena no estar allí para verlo!

1 comentario:

C. Armesto dijo...

Estimada amiga

Menciono tres animales invasores llegados desde el mar Rojo: la medusa Rhopilema nomadica, los peces Siganus y el pez globo (Lagocephalus sceleratus). Las algas Caulerpa, también foráneas, están arruinado la flora (las extensiones de Posidonia) del mar Mediterráeno.

Saludos de Epi